Faltan 48 días para las elecciones de diputados federales. Y lo que parecía un día de campo para los priístas puede convertirse en una pesadilla.
Hay varios indicadores que evalúan ya desde las altas esferas del poder para inferir que la elección se empezó a cerrar.
Este proceso es normal en cada contienda. El problema es que ya nadie se aventura a afirmar que habrá carro completo, pues en distritos como el 11, 12, San Pedro Cholula, Tepeaca, Tehuacán y Atlixco se observa una recuperación de las posiciones de Acción Nacional ante impávidos priístas que no atinan a definir una estrategia de definición de la agenda mediática.
El pésimo manejo del escandalito Natale-Arrubarrena, la operación federal en el caso de la epidemia de la influenza, el libro de Ahumada y las acusaciones de corrupción e impunidad del ex presidente Miguel de la Madrid contra Los Salinas han hecho modificar percepciones de quienes han sido encuestados.
En Puebla, ya se tienen datos que indican empates técnicos en buena parte de los municipios de la entidad, lo que hizo prender los focos de alerta, porque la campaña del PRI no prende.
Es la primera vez que operadores electorales con arte y maña han sido excluidos por la dirigencia priístas que ha asumido como suya el alcance de la campaña.
Está claro que algunos candidatos como Juan Carlos Natale de Puebla y Alberto Morales de Tepeaca tampoco se dejan ayudar o de plano no tienen remedio.
Sin embargo, la estrategia del PRI actual es de política burlesque.
Las próximas semanas sin duda que estarán plagadas de descalificaciones y golpes bajo. Hay que aclarar la recuperación panista es atribuida a los yerros y gazapos tricolores que a la estrategia panista, la cual también está para llorar.
No descarte que en breve la burbuja marinista entre al rescate de la campaña priísta y que el propio Alejandro Armenta Mier reciba el respectivo jalón de orejas.
El horno de plano no está para bollos.
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