20-04-2024 08:51:35 AM

Influenza, fe e irresponsabilidad

Mientras el país se pone de cabeza intentado seguir al pie de la letra la interminable lista de restricciones, consejos y recomendaciones para evitar la concentración masiva de personas, principal factor de contagio del virus de la influenza.

Mientras industria, comercio, prestadores de servicio y demás sectores productivos del país sufren las severas pérdidas económicas consecuencia de la emergencia sanitaria.

En un momento en donde el turismo se cae, los estadios cierran y las fiestas tradicionales como el desfile del 5 de mayo se suspenden abruptamente, el recién estrenado arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinoza, encabezaba sin ninguna medida sanitaria y sin el menor control higiénico, una ceremonia religiosa en Libres con la presencia de más de 6 mil fieles.

Todo con el visto bueno de representantes de la propia Secretaría de Salud poblana, esa que en el discurso se ha cansado de hacer recomendaciones y llamados a la prudencia para superar la contingencia provocada por el virus.

Increíble ¿no cree?

En un afán de ganar reflectores, el prelado decidió que, con o sin influenza de por medio, por ningún motivo debía suspenderse la misa con motivo de los 25 años de ordenación del párroco del  lugar.

Se trataba, sin duda, del escenario perfecto para comenzar con las actividades encaminadas a promover su imagen y darse a conocer ya en municipios al interior del estado,  no sólo en la capital poblana.

Vamos, era como su tedeum particular.

Su presencia era tan importante en términos de promover su imagen, que no le importó  pasarse olímpicamente por la sotana todas las medidas preventivas que hasta la saciedad nos recetan todos los días especialistas, médicos, autoridades y medios de comunicación.

Y el colmo, para legitimar el acto masivo, utilizó como patiños a funcionarios del sector Salud quienes, al margen de su obligación y en franca contradicción al discurso de Antonio Marín, actuaron como auténticos empleados del jerarca.

Sí, convalidaron todo.

La parte contradictoria en esta historia radica en que, al inicio de la emergencia sanitaria, el arzobispado poblano no sólo prometió colaborar con las autoridades civiles cancelando celebraciones como bodas, primeras comuniones o bautizos, además de la tradicional misa de domingo; sino que en la rueda de prensa dominical, Sánchez Espinoza invitó abiertamente a los fieles a abstenerse de asistir a los templos  como medida para ayudar a evitar los contagios.

¿Usted entiende?

Al ser cuestionado por reporteros, el vocero de la arquidiócesis, Eugenio Lira, aseguró que al no ser una orden expresa de las autoridades, con la celebración del martes el arzobispo no cae en el desacato.

¿Y la responsabilidad?

¿Y la congruencia?

¿Se vale esto cuando todo el país, según el propio presidente Calderón, ha tenido que realizar importantes sacrificios, de todo tipo, en aras de superar la contingencia?

 

latempestad@statuspuebla.com.mx

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