Ahí estaba yo desnuda como diosa dirías esperándote… pasaban las horas y nada… ningún hecho que anunciara tu tan anhelada llegada, finalmente el cansancio me venció y me dormí… Estaba amaneciendo cuando por fin escuche el sonido de un coche aparcando en la entrada… rápidamente me puse la bata y corrí a la entrada a recibirte como era apropiado, ahí estabas tu regresando de la oficina tu mi grandioso dios del sexo. Me regalaste apenas una media sonrisa, el cansancio y el fastidio estaban marcados en tu rostro, pero ahora mi pequeño ahí estaba yo para alejar tus problemas.
Me acerque y sin mas espera te bese apasionadamente desfogando ahí todas mis necesidades mi espera interminable mi amor por ti, tu tan solo me respondiste con un beso a medias, me enfade… no había esperado tanto como para que te dejaras vencer tan solo por el cansancio mordí tus labios hasta que una pequeña gota escarlata apareció, fue ahí cuando te percataste que no me daría por vencida tan rápido, me abrazaste contra tu cuerpo fuertemente me lastimabas pero no importaba ahora mi objetivo lo había cumplido ahora me castigarías cual la niña malcriada que soy.
Me levantaste en brazos y me llevaste cargando escaleras arriba, mi piernas firmemente sujetas a tu cintura y tus labios sobre los míos, llegamos a la habitación y me liberaste de tu abrazo y yo sintiéndome mas excitada que en un comienzo me dirigí hacia la cama, pero no tu no querías estar ahí caminaste directamente hacia el baño sin ni siquiera girar para mirarme… ahora lo entendía querías que yo tomara el papel de sumisa esta noche pero no… Te esperaba una sorpresa, siguiendo tus pasos me dirigí al baño. Y ahí estabas tu esperándome sin mas ni mas me abriste la bata bruscamente y ahí estaba mi piel, cuerpo mi alma ante ti, mire tus ojos y ahí pude ver una fugaz chispa de lujuria, axial que adopte el papel que tanto te gusta y te desespera a la vez; espere a que me dictaras tus indicaciones cual la vil sierva que era.
Pusiste mis manos sobre tus hombros esos hombros anchos que tanto me encantan lentamente te desvestí dejándote solo en calzoncillos, me tomaste de las muñecas y me cargaste agresivamente, nuevamente nos besamos profunda apasionadamente, tu lengua buscaba con desesperación la mía, la pasión recorría por nuestros cuerpos y yo solo quería tenerte ahí tu lengua jugueteando con la mía, te sentí impaciente, esa era la señal era mi turno de torturarte, deje tus labios y baje lentamente besando tu cuello tu pecho, me dirigí hacia tu vientre jugué largo rato con mi lengua sobre tu ombligo, yo sabia lo que tu querías pero todavía tenias que sufrir mas por haberme echo esperar tanto…
Con mis dientes poco a poco te baje los calzoncillos llenándote de besos pero evitando la zona genital, levante la mirada una vez mas como la niña caprichosa que era y pude ver en tus ojos que iba a pagar esa tortura, pero nada importaba me encantaba verte ahí desesperado por mis caricias por mis besos abriste la regadera el sonido del agua cayendo me hizo estremecerme, me volviste a levantar por las muñecas, pero esta vez para mi sorpresa fue para cerrarme la bata, me desconcertaste, te dirigiste a la regadera y entraste en ella, el agua cayendo sobre tu cuerpo que visión tan mas excitante, y ahí me encontraba yo levantada congelada ante esa imagen.
Tus brazos fuertes me jalaron nuevamente hacia tu cuerpo, el agua fría chocaba contra el mío, ahora lo entendía te gustaba la visión de la bata mojada sobre mi cuerpo , me quite la bata sensualmente, cayo al suelo con un golpe sordo y ahí estaba yo, mi boca, mi senos mi cuerpo esperando la caricia de tus manos, mis pezones estaban erguidos esperando ansiosos tu caricias, el agua fría golpeaba contra ellos produciéndome un estremecimiento doloroso y placentero, nuestros labios se fundieron una vez mas en un beso juguetón y ardiente, mientras tus manos se dirigían hacia mis pechos que reclamaban tus atenciones, dejaste mis labios para dirigirte a ellos me besaste me mordiste me pellizcaste arrancándome gemidos de satisfacción.
Mientras me comías los senos tus manos bajaron hasta mi conchita, con tus dedos abriste mis labios buscando mi botoncito de placer, tomaste mi clítoris y comenzaste a masturbarme que delicia me arrancabas gemidos cada vez mas sonoros me estremecía de placer hasta que no pude mas y me vine derramando sobre tus manos mi jugoso néctar acercaste a mi odio tu boca y me susurraste:
-esta es tu noche pequeña, esta noche te haré gozar como nunca eres mía mi
– solo pude contestar –
-soy tuya, tu mujer, tu hembra soy tuya
Nos enjabonamos los dos repartiéndonos caricias ambos, mis manos bajaron hasta tu miembro, erecto y duro, te debía de estar doliendo esa erección así que me dirigí a aliviarla con mis caricias, llene de besos tu glande, te lamí, te mordí, te hice el amor con mi boca hasta que me regalaste tu lechita, me la trague toda como la buena sierva que soy. Me levantaste me apoyaste contra la pared y atravesaste mi conchita con esa formidable lanza ahh… tan solo pude exclamar comenzaste con un movimiento suave pero, poco a poco fuiste aumentando la velocidad de las embestidas con tus manos comenzaste a acariciar mi clitoris nuevamente y me vine un orgasmo tras otro tras otro, sin darme cuenta ahora nos encontrabamos en la cama.
Me colocaste de a perrito sobre ella y me penetraste nuevamente, tu mano se dirigió nuevamente hacia mi clítoris provocándome mas placer del imaginable, de repente te sentí estremecerte y un segundo después sentí esa miel de dioses golpeando contra mi útero, me vine otra vez quedando extasiada sobre la cama y tu con tu boca sobre mi concha sorbiendo los fluidos mezclados de ambos. De pronto sentí tu lengua ir desde mi clítoris hasta mi ano, la introdujiste en mi vagina lamiéndome, besándome, acariciándome, sentí uno, dos, tres dedos dentro de ella mientras tu lengua describía círculos sobre mi clítoris, no pude evitar venirme una vez mas… y de nuevo te bebiste mis jugos.
Caíste a la cama de espaldas era mi turno de darte placer me monte sobre ti y comencé a cabalgarte como una vaquera, arqueé mi espalda y me vine mi orgasmo tembló dentro de mi un segundo antes de que tu lechita inundara mi matriz, caí rendida sobre ti, y nos quedamos dormidos juntos, llenándonos de besos y caricias.
Bueno este es mi primer relato espero y les haya gustado.