Cierto joven compró una moto y después de comprarla, el vendedor le advierte que si la deja fuera mientras llueve, puede oxidarse.
Así que le recomienda que siempre tenga un frasco de vaselina a la mano para untarle a la moto.
Unos meses después, el joven se enamora de una chica y ella lo invita a su casa para que conociera a sus padres.
Cuando el joven llega en su moto antes de entrar ella le advierte:
‘En mi familia hay una Vieja tradición, y es que después de la cena, al primero que hable le toca lavar los platos’
Tras una deliciosa cena, el joven se fija en la inmensa montaña de platos sin lavar, mientras todos se sientan en silencio, esperando al primero que hable, pues nadie quiere ir al fregadero.
Pasan 30 largos minutos y el joven, para acelerar un poco las cosas, toma a su novia y la besa en frente de todos.
Nadie dice ni una sola palabra. Entonces, decide tomar medidas extremas.
Toma a su novia, la pone sobre la mesa y tiene sexo con ella.
Nadie dice una palabra. Ahora, el hombre está desesperado, así que toma a la suegra y tiene sexo con ella, aún más salvaje que con la novia.
Pero nadie dice ni una palabra!
El joven está a punto de reventar y no sabe qué hacer, cuando en la distancia se oyen unos truenos.
Su primer pensamiento es proteger la Harley Davidson, así que saca de su bolsillo la vaselina y entonces el suegro grita:
‘¡Está bien!, ¡Hijo de puta…! ¡Yo lavo los platos!, yo los lavo!’