19-04-2024 03:00:16 AM

Cosas de universitarios

 

PRIMERA ANÉCDOTA

Esto sucedió en una clase de fisiología en la Facultad de Medicina. El profesor estaba hablando de los altos niveles de glucosa que hay en el semen.

 

Una alumna levantó la mano y preguntó:

 

– Si le he entendido bien, está usted diciendo que hay un montón de glucosa en el semen, como en el azúcar.

 

– Es correcto, -respondió el profesor-.

 

Levantando la mano de nuevo la chica preguntó:

 

– Entonces, ¿por qué no sabe dulce?

 

Tras un silencio total, la clase completa estalló en risas. La cara de la pobre chica se puso de color rojo brillante, cuando se dio cuenta de lo que, sin querer, había dicho. Cogió sus libros sin decir una palabra, y salió de la clase para nunca más volver. Sin embargo, mientras cruzaba la puerta, llegó la respuesta del profesor.

 

– No le sabe dulce, porque las papilas gustativas para lo dulce están en la punta de la lengua, y no en el fondo de la garganta.

 

SEGUNDA ANÉCDOTA

Una profesora universitaria estaba acabando de dar las últimas informaciones a sus alumnos sobre el examen final que harían al día siguiente.

 

Terminó diciendo que no habría excusas para quien no acudiese al examen, a menos que se tratase de un accidente grave, enfermedad o muerte de algún pariente próximo.

 

Un gracioso que estaba sentado al fondo de la clase preguntó con ese típico aire de cinismo:

 

– Dentro esos motivos justificativos… ¿podemos incluir el de extremo cansancio por actividad sexual?

 

La clase explotó en risas, mientras que la profesora esperó pacientemente a que todos se callaran. Entonces miró al payaso y le respondió:

 

– Eso no es un motivo justificado. Como la prueba será oral o escrita, usted puede venir y escribir con la otra mano… o puede usted contestar de pie, si es que no puede sentarse.

 

TERCERA ANÉCDOTA

Años 40 en la facultad de Derecho de Madrid. Clase de Derecho Penal. Trescientos alumnos y una sola alumna. Ha sido costumbre que las escasas mujeres matriculadas no acudan a las clases sobre delitos sexuales, pero ésta le ha echado coraje y, entre el pitorreo inicial, no ha salido. El catedrático empieza su exposición sobre el delito de violación, y al final habla del delito imposible, que es aquel que, aunque el delincuente haga todo lo posible y necesario para llevarlo a término, resulta imposible que ocurra. Como ejemplo, hace referencia a unas tribus de Liberia cuyo grosor y longitud del pene hacen imposible que, en una mujer occidental, haya coito, si ella no lo desea, por falta de predisposición y lubricación, e incompatibilidad de tamaños. Y, sin penetración, no hay delito: es el delito imposible de violación.  La alumna, aturdida ante las explicaciones de tamaños de pene, lubricaciones, penetraciones, y las risas de los alumnos, acaba tirando la toalla y se va. Entonces el catedrático, cuando la ve abrir la puerta de la clase para salir, le dice:

 

– Señorita, quédese, por favor. Total, el próximo barco para Liberia no sale hasta la semana que viene…

 

Y LA ÚLTIMA ANÉCDOTA

 

Un estudiante de periodismo llega a un paraje montañoso para hacer un reportaje sobre la vida del lugar. Aborda a uno de los aldeanos y le dice:

 

– Por favor, cuénteme algo anecdótico de esta región.

 

El aldeano comienza:

 

– Una vez se perdió una cabra de nuestro rebaño, y como es costumbre, nos reunimos todos los de la aldea, bebimos todas las botellas de vino

 

y salimos juntos a buscarla al monte. Cuando la encontramos, como es la costumbre, volvimos a beber, y uno por uno tuvo sexo con la cabra…

 

El periodista interrumpe:

 

– Oiga, este reportaje será público. Mire, mejor me cuenta algo alegre de la región.

 

– Bien, una vez se perdió en el monte la mujer de un vecino y como es costumbre, todos bebimos y salimos en su búsqueda.

 

Al encontrarla, como es la costumbre, bebimos y cada uno tuvo sexo con ella.

 

El periodista no soportó más y con el fin de evadir ese tema, le dijo al aldeano:

 

– Mire, mejor cuénteme algo triste.

 

El aldeano pensó un poco y, limpiándose una lágrima que comenzaba a asomarse a sus ojos, continúo:

 

– Una vez yo me perdí en el monte…

 

PARA ACABAR, UN ESTUDIO CIENTÍFICO:

 

Un catedrático norteamericano descubrió con sus estudios que las personas que no tienen suficiente actividad sexual leen los e-mails con la mano posada en el mouse…

 

¡Ahora no vale la pena quitarla!. Ya es demasiado tarde…

 

¡¡¡ASI QUE LA VIDA ES SENCILLA… NO LE BUSQUES ENREDOS Y DISFRÚTALA!!!

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