PRI, PAN y PRD recurrirán al tradicional método de dedazo en la elección de candidatos a diputados federales.
Todos emplearán diversos matices para ocultar la designación de sus respectivos Comités Ejecutivos Nacionales, pero lo cierto es que los priístas empezaron la negociar el futuro.
Y es que mientras el PAN y PRD tienen como única prioridad este proceso electoral federal en su intento por ganar la mayoría legislativa, los priístas operan el 2009 para rendir buenas cuentas en el 2012 y garantizar “manos libres” en el caso de los mandatarios que renovarán gobierno en el 2011.
Es decir, de los resultados que entreguen al partido en los comicios federales que se celebrarán en sus estados podrán ubicarse como los operadores para el retorno del PRI a Los Pinos.
Ello implicará que los grupos que se disputarán la presidencia de la República sabrán con qué plazas contará el Revolucionario Institucional.
Hasta el momento el PRI gobierna 17 entidades federativas: Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Coahuila, Durango, Nayarit, Tamaulipas, Colima, Nuevo León, Hidalgo, Veracruz, Estado de México, Puebla, Oaxaca, Tabasco, Campeche y Quintana Roo
El PAN nueve: Baja California Norte, Jalisco, San Luis Potosi, Querétaro, Guanajuato, Tlaxcala, Aguascalientes, Morelos y Yucatán
Y el PRD seis: Baja California Sur, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Distrito Federal y Chiapas.
Gobernadores como Mario Marín saben que un resultado 13 distritos ganados y tres perdidos sería inmejorable para contar con los márgenes suficientes de maniobra para su sucesión. Si logra el carro completo sería excepcional su posición.
Quedar con diez distritos no sería malo, pero su capacidad de operación ante el CEN del PRI sería cuestionada y se buscaría imponer criterios para la selección de un perfil de candidato que responda más a los intereses nacionales que a los locales.
De ahí que cuando el gobernador Marín afirmó en el festejo de cumpleaños de Javier López Zavala que la presencia de tantos poblanos era un síntoma de la lealtad, en realidad estaba evaluando ese valor político para saber con quién contará.
Está claro que el juego de la sucesión por Casa Puebla está en marcha y desde Europa el gobernador observa y toma anotaciones.
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