En México, un niño ve en promedio 2 mil horas de televisión abierta, mientras que a la escuela sólo le dedica menos de 800 horas en un año escolar. De este modo, este medio se convierte en la “niñera electrónica”, cuya influencia se da en dos niveles: salud y nutrición, y transmisión de valores y formas de interacción social.