25-04-2024 12:30:32 AM

Olores eróticos

Era un sábado, mis amigas y yo nos arreglábamos para salir; yo me puse un mini vestido negro, ajustado de la cintura hacia arriba y con vuelo hacia abajo, con un escote en la espada por lo cual no se usa sujetador y me puse unas pantys negras en gasa transparente, con encaje en las orillas, corte francés y zapatillas negras.

Ya en la disco estuvimos bailando y tomando unos drinks. Primero solas, después con unos amigos hasta que me sacó a bailar un amigo de nosotras, y después nos fuimos a sentar, cuando sentí que empezó a acariciar mis piernas hasta llegar a la parte interna de mis muslos, eso me éxito demasiado y lo dejé que siguiera hasta que llegó a mi entrepierna y me tocó muy suave, yo respondí apretando mis piernas dejando así su mano atrapada, ambos platicábamos con mis amigas y amigos, pero nadie se daba cuenta que abajo de la mesa el tenía la mano en medio de mis piernas y yo la apretaba fuertemente.

Decidimos salir de la disco y dirigirnos a mi auto que estaba más cerca en el estacionamiento, entramos al auto y empezamos a besarnos, me empezó a acariciar mi cintura, mis senos y mi derriere por encima del vestido, y así siguió hasta que bajó los tirantes de mi vestido y recliné yo el asiento hacia atrás.

Él empezó a besar mis senos desnudos y no puse objeción, lo deje y fue metiendo su mano entre mis piernas, yo las abrí y me dejé acariciar mi pubis por encima de mi panty, poco después levanté el vestido hasta mi cintura y él me jalo mis pantys hasta mis rodillas, yo estaba excitadísima, a lo cual respondí bajando su cabeza hasta mi vientre y levantando mi pelvis, lo cual dejó ver mi pubis totalmente depilado, a lo cual el respondió mmmm, me empezó a besar y me quitó por completo mi panty y puse mis brazos hacia atrás para que me besara donde quisiera; mi vestido quedo solo en mi cintura y yo desnuda.

Cuando más disfrutaba de la situación, y él con su cabeza metida en mis piernas, volteé hacia el cristal de la ventanilla, y me asuste, vi que nos observaban nuestros amigos y amigas, que oso y que vergüenza, no se cuanto tenían ahí viéndonos, e inmediatamente tapé mis senos y el seguía besado y lamiendo mi pubis y mi vagina. Tocaron el vidrio y él se levantó asustado y despeinado y sus amigos se reían.

Él se bajó del auto y también yo, con una pena porque de seguro me vieron desnuda, pero bueno, no lo sentí tanto porque estaba un poco ebria, mis amigas se reían y me decían que ya habían cerrado la disco nos fuimos. Dejé a mis amigas y me fui a mi casa muy prendida, tanto que tuve que llegar y hacerlo con mi osito de peluche, y de hecho amanecí con el entre mis piernas y yo desnuda totalmente.

En la mañana desperté, me duche y me puse unas licras grises ceñidas a mi cuerpo, un top, unos tenis y me fui a lavar mi coche sin recordar que mis pantys andaban ahí. Llegué, le di las llaves a uno de los chicos, los cuales cuando bajé del auto me comían con la mirada, me fui a sentar en unas mesas con sombrilla que tienen en el lugar y pedí un refresco mientras leía el diario. Cuando volteé, se reían y se sonreían y no dejaban de verme, cuando vi que traían algo en las manos, lo cual olían y se pasaban de mano en mano y después uno se lo aventó a otro y me di cuenta entonces que era algo negro y que fue a enseñarles a otros cuatro que estaban lavando otro coche.

En ese momento recordé que eran mis calzoncitos, sentí que la sangre se me fue a los pies, pero a la vez me excitó en el fondo de mi, me sentía muy excitada, pues siempre que iba a lavar mi coche me veían con cara de lujuria, cuando me avisaron que ya estaba listo, me dirigí hacia donde estaban y todos viéndome, me puse roja, me dieron mis llaves; eran tres y uno de ellos me dijo:

– Esto estaba debajo de su asiento.

Me lo dio en mi mano y otro de ellos dijo:

– Huelen muy rico, me imagino que así huele usted señorita.

Tomé mis pantys, estaban mojadas y sucias donde todos las habían agarrado; me subí al auto rápidamente, llegué a mi casa, subí a mi habitación, me desnude y me las puse, me recosté en mi cama y empecé a tocarme, recordando como las habían olido y visto todos los chicos.

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