Un día estando en el MSN, me llegó la solicitud de una chica para estar en su lista de amigos y sin saber de quien se tratara, la acepté por curiosidad y además por ser mujer. Comenzamos a platicar y nos presentamos. Ella es de Acapulco y yo del D.F. Todo dentro de la normalidad que marcan las buenas costumbres.
Diariamente nos encontrábamos y platicábamos, hasta que sin darnos cuenta, las charlas comenzaron a subir de tono, entonces ella me dijo que era muy caliente y aproveché, le comencé a hablar de cosas cachondas, de tal manera que acordamos que la visitaría y nos conoceríamos y pues a ver que pasaba.
Hace 15 días llegué al puerto de Acapulco el cual me queda a 4 hrs. Bien, llegué y me hospedé, desde ahí le llamé por teléfono, nos vimos para comer. Ella no es lo que digamos guapísima, tampoco tiene un cuerpazo, yo diría que más bien está en el promedio y muy simpática. Pues congeniamos y comenzamos a hablar de cosas cachondas, se nos pasó el tiempo y a las 7 de la noche nos retiramos, la llevé a su casa y pensé que ahí quedaría todo, pero al despedirnos nos dimos un beso súper cachondo que mi verga respondió de inmediato y pude sentir que ella hervía, le dije:
– “No quiero dormir solo, me da miedo”. Entonces ella me dijo:
– “Pues llévame para cuidarte”.
No tarde ni 10 minutos cuando ya estábamos en el hotel, entrando a la habitación nos besamos apasionadamente, sentí su mano tomar mi verga por encima de mis pantalones, mientras le besaba el cuello me decía al oído:
– “Te voy a mamar la verga como nunca te lo han hecho, soy experta en eso”
Esto me puso súper caliente, seguí besándole el cuello, las orejas y empecé a escuchar como gemía. Sin dejar de besarnos nos fuimos acercando a la cama. Ella se sentó y comenzó a desabrochar mi pantalón, saco mi verga, la acarició con delicadeza, me miró y comenzó a mamármela de una manera que me confirmaba lo experta que es, lo lamía, chupaba y mordisqueaba tan delicioso que me estaba mandando al cielo, pasando su lengua por la hendidura de la cabeza uy!!!! ¡Riquísimo! se lo tragaba todo, no soy tan dotado, apenas 17 cm, pero a ella le gustaba y a mi me encantaba esa supermamada que me estaba dando.
Mientras me quitaba la playera, hicimos una pausa y nos desnudamos completamente y nos dirigimos a la cama, seguimos besándonos, y comencé a lamerla por el cuello, rodeando sus senos que aunque pequeños estaban duros y deliciosos, lentamente recorrí su vientre hasta el ombligo, jugueteando con él un momento, llegué a su entrepierna y la puse de espaldas, y continué mi labor de besar y lamer todo su cuerpo, su espalda hasta su cuello y nuevamente de regreso hasta sus nalgas, despacio, sin prisas, bajé por una de sus piernas, y subí por la otra y de regreso hasta los pies.
Entonces la volví a girar y comencé a subir, hasta toparme con esa panocha, peluda, muy mojada, lamí lentamente sus alrededores, después sus labios exteriores, ella gemía y cada gemido me excitaba aun más, comencé a lamer sus labios interiores pasando mi lengua por toda la longitud de su panocha rozando su clítoris, lamiendo desde su chiquito hasta su clítoris, me dispuse a introducir mi lengua en aquella panocha tan caliente y mojada, mientras mis manos acariciaban sus senos, sentí las contracciones de su primer orgasmo acompañado de un fuerte gemido.
Esa situación me calentaba más. Ella se giró y quedamos en la posición del 69 y nuevamente a mamarme la verga mientras yo hacía lo propio en aquella panocha tan deliciosa y peluda, después de otro orgasmo, nos giramos quedando yo debajo de ella. Se incorporó, se subió en mi, tomó mi verga y la dirigió a su panocha; poco a poco fue dejándose caer encima de mi verga, mientras esta se abría paso en aquella jungla de bello pubico, metiéndosela toda, uy! una panocha supercaliente, sentía como me quemaba la verga.
Comenzó a subir y a bajar, y mis manos se apoderaron una vez más de sus senos, cada vez los movimientos de subida y bajada eran mas bruscos, los gemidos se convirtieron en gritos, sus manos en mi pecho, sintiendo como me clavaba las uñas al volver a experimentar un orgasmo más, entonces, sin sacar mi verga de esa deliciosa panocha, nos giramos nuevamente para quedar en la posición del misionero, y ahora me tocaba arremeter. Empecé a meter y sacar mi verga de esa calida panocha, con fuerza, mientras mis manos se apoderaban de sus nalgas, jalándola hacia mi, tomé sus piernas y las subí a lo alto de mis hombros, mi verga entraba y salía a placer.
Al cabo de un rato, tomé sus piernas y las hice de lado, las dos juntas, arremetiendo, con fuerza. Después de unos minutos, tomamos la posición de perrito, la tome por la cintura y nuevamente el mete y saca de mi verga en su panocha, gemidos, gritos, suspiros por toda la habitación:
– “Así papito, así cogeme así”. Ahora le decía yo:
– “Te la voy a meter por el culo”
– “Nooo por ahí nooo, nunca me la han metido por ahí, me va a doler”
– “No, deja que lo haga y veras”.
Mientras le metía y sacaba la verga por donde es, comencé a meterle un dedo en ese culito virgen, después, dos dedos, hasta tenerla totalmente lista, entonces le dije:
– “Ahora si, voy por ahí”
– “Ayy pero con cuidadito papito, no me vayas a lastimar”.
Ella posó su cabeza sobre la cama con las nalgas levantadas, apunté mi verga a ese chiquito inexplorado, y comencé a meterla, lentamente.
– “Ayyyy papiiii, me dueleee”
– “Si quieres, me detengo”.
– “Nooo me duele pero me gustaaa, métemela yaaa”.
La tomé firmemente por la cadera y arremetí, “¡Ayyyyyyyyy!” lanzó un grito y se dejo caer sobre la cama y yo sobre ella, sin sacar mi verga de ese culito apretadito y virgen. Hicimos una pausa, mientras se acostumbraba a mi verga en su culo, con mi mano en su panocha, comencé movimientos giratorios dentro de ella, despacio, para que su culo, reconociera mi verga y se acostumbraba a la invasión, comencé a sacarla y meterla y los gritos de dolor comenzaron a convertirse en gritos de placer,
-“Aayyy que rico papito, como no me había dejado que me la metieran por el culo antes, que rico”
Entonces mi mete y saca se fue haciendo más rápido, arremetiendo cada vez más fuerte. Los gritos eran más constantes y más fuertes, para luego comenzar a estremecerse y a vaciarse, arrojando gran cantidad de líquido, chorreando todo. Saqué mi verga de su culo y se lo puse en la boca, comenzó a mimármelo aun en el transe de su eyaculación, hasta que me vine en su boca, tragándose toda la leche y lamiendo hasta la ultima gota. Caímos los dos en la cama mojada. Después de un rato, nos besamos y nos quedamos dormidos, al despertar, nos aventamos el mañanero igual de intenso.