¿Qué les pasó?.
Los alcaldes priístas, algunos representativos, se emborracharon fácil del poder, pese a que todavía no cumplen el año de gestión.
Reza la máxima: Quieres conocer a un naco, dale poder.
Y es que los ediles enloquecieron.
Hay finas estampas que retratan bien la calidad de las propuestas de gobierno de Revolucionario Institucional.
Sin duda que tales alcaldes se subieron a la ola de la avalancha tricolor en las elecciones del 2006, pues sería inexplicable entender por qué se han convertido –no en animales políticos- sino en auténticas bestias peludas.
¿Se imagina un Big Brother con ellos?.
La lista de quienes incluso no se acomodaban en el sillón de la oficina principal de Palacio Municipal la encabeza el inefable Rubén Gil, orgulloso edil de Izúcar de Matamoros.
Fue detenido en una revisión médica en Nueva York, acusado de vínculos con el narcotráfico. Hoy se halla postrado en una cama de hospital, pues desde hace días dejaron de funcionarle los riñones, mientras continúa el juicio en su contra. De hecho, fue trasladado a Los Ángeles.
Gorgonio Merino, ilustre alcalde de Tlacotepec de Porfirio Díaz, autor intelectual de la golpiza y virtual linchamiento del diputado del PT, Pepe Momoxpan. Esta criatura sigue desaparecida, mientras el Cabildo se hace como el Tío Lolo. Los diputados priístas ya mejor ni le digo. Se han Othontado.
Pero no se apure, aún hay más.
El presidente municipal de Atlixco, Eleazar Pérez, es acusado de nepotismo, gandallismo, mamonería y ahora ligas con el narcomenudeo. Los empresarios han tenido que cerrar sus negocios ante las multas impuestas por la autoridad que llegó a recuperar lo invertido en la campaña.
A los negocios con mesas y sillas en portales les cuadruplicó la cuota. Fue tal su desfachatez que organizó su propia marcha contra la delincuencia donde sus borregos lo ponían como el justiciero que combate a los maleantes.
El alcalde de Tepatlaxco, José Bonilla Suárez, se integra felizmente a la lista de lo detestable en el poder. Maneja el presupuesto federal como caja chica, no acepta ningún tipo de recomendaciones porque la autoridad es él y el pueblo es suyo. Sus excesos lo han llevado a la picota.
Arrogantemente echa al cesto de la basura los reglamentos, porque el Municipio es él. Por eso, el Órgano de Fiscalización le aplica una auditoría y fue suspendido por el Poder Legislativo.
José Villalba Rosas es el edil de Tlapanalá, donde detuvieron a los sicarios de los Zetas. Ahora resulta que está metido hasta las manitas en la tolerancia al tráfico de drogas. Es investigado.
Cierra la lista el alcalde de San Pedro Cholula, Francisco Covarrubias. Un auténtico hampón vestido de autoridad. Hace negocios al por mayor. Ya se le conoce como el cura Covarrubias porque vive del diezmo.
Con esos perfiles, usted le cree a Alejandro Armenta Mier, líder estatal del PRI, cuando asegura que ahora sí el partido postulará personas decentes para cargos públicos.
Ja!.
Pero no crea que sólo existen gandallas en el PRI. En Acción Nacional pulula uno que otro roedor. San Andrés Cholula será objeto del análisis correspondiente.
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