‘DOÑA NABORITA’ (Un relato más del anecdotario infinito, de la infinita sabiduría de las venerables abuelas mexicanas) en un juicio oral.
Los Abogados jamás deberían hacerle una pregunta a una abuela mexicana, si no se encuentran preparados para la respuesta.
Durante un juicio en un pequeño pueblo, el abogado acusador llamó al estrado a su primera testigo, una mujer de avanzada edad.
El abogado se acercó y le preguntó: ‘Sra. Sánchez: ¿sabe quién soy?’
Ella respondió: ‘Si, lo conozco sr. Garza. Lo conozco desde que era un niño, y francamente le digo que usted resultó ser una gran decepción para sus padres. Siempre miente, cree saber de todo, es muy prepotente, abusivo, engaña a su esposa, y lo peor de todo, manipula a las personas. Se cree el mejor de todos cuando en realidad no es usted nadie. Si, lo conozco…. ¡Pendejo!’
El Abogado se quedó perplejo, sin saber exactamente qué hacer. Apuntando hacia la sala, le preguntó a la Sra. Sánchez: ‘¿Conoce al abogado de la defensa?’
Nuevamente ella respondió: ‘Claro que sí. Yo también conozco al Sr. García desde que era un niño. Él es flojo y medio marica, y tiene problemas con la bebida. No puede tener una relación normal con nadie y es el peor abogado del Estado. Sin mencionar que engañó a su esposa con tres putas diferentes, una de ellas la esposa suya, ¿recuerda? Sí, yo conozco al Sr. García. Su mamá tampoco está orgullosa de él.’
El abogado de la defensa casi cae muerto.
Entonces, el Juez llama a los dos abogados para que se acerquen al estrado, y les dice: ‘Si alguno de ustedes, par de imbéciles, le pregunta a esta vieja si me conoce a mí, lo mando a la silla eléctrica.’