21-11-2024 09:45:07 AM

Susana mi amiga, la niña bien

 

PRIMERA PARTE
Susana y yo trabajamos juntos por varios años en la misma oficina, sintiendo una atracción mutua que siempre dominamos por profesionalismo y que desahogábamos en las diferentes parejas que tuvimos a lo largo de ese tiempo. Pero llegó el día en que me ofrecieron un mejor empleo y después de marcharme comenzamos a extrañarnos, al principio creí que solo yo la echaba de menos, por eso cuando decidí llamarla por teléfono me causó una erección instantánea escucharla decir: “¿No me extrañas? Yo te extraño mucho”. Inmediatamente acordamos vernos para comer…

Está de moda la “realidad virtual”, en cierto sentido estos encuentros son (tan viejos como el mundo) otra realidad, un darle la espalda a la ecuanimidad rutinaria y sentir “el viento en la cara y el corazón lleno de una alegre maldad” (lo dijo Nietszche). No es tenerle miedo a las palabras, pero “escape”, “respiro”, “aventura” no son exactos… ni como descripción, ni como desahogo en el intento de transmitir la emoción, la agitación de estar cerca de la mujer que (en turno) nos hace sentir vivos o en el caso más simple que nos hace sentir lo bello que es vivir, gozar, fornicar. Como otros autores mucho más calificados que yo, tendré que remitir al lector a sus propias experiencias.

Pero… ¿Dónde podemos ser explícitos?… no en lo que sentimos por cierto, nunca, porque los demás no lo entenderán y no les importará siquiera tratar de entenderlo… pero en lo que hacemos… en lo que pueden hacer una mujer y un hombre cuando están juntos…ahí la cosa cambia.

– Yo paso por ti (me dijo). – – No, no, como crees, yo voy por ti, además tengo que pasar por algunas cosas. – – Bueno, te espero.

Llegó la hora. Dejé el auto estacionado a una cuadra y cuando dí vuelta en la esquina, me encontré frente al edificio en el que trabajé durante años, altísimo, todo cristal, casi majestuoso, perdiéndose entre las nubes… y saliendo de éste, Susy en zapatillas y minifalda, con una cazadora de piel negra dejando a la vista perfectamente sus preciosas y bien torneadas piernas. Me dio un vuelco el corazón. Habíamos quedado de ir a comer, pero no estaba seguro de poder probar bocado, debido al deseo que sentía de poseer a esa mujer en ese mismo momento.

Con todo, al fin y al cabo parte de la experiencia, me controlé cuando llegó y me besó en la mejilla, muy cerca de la boca (claro). Es riquísimo como se incrementan los detalles en esos momentos, los sentidos se agudizan, puedes percibir su aroma a metros de distancia, su mano recargada en tu pecho por un instante te transmite calor, que te tome del brazo para contonearse mientras todos voltean a ver el bombón que traes a tu lado… es muy excitante. En algún lado escuché: “los besos son como el agua y la sed nunca se acaba”. Cierto. 

El hecho de que nos atrajéramos de esta manera después de años de compañerismo no era casual. Claro, la chica está buenísima y desde el principio me gustó, pero llegar a donde estábamos fue todo un rito tanto de ella como mío. Ella descarándose poco a poco en sus coqueterías y atuendos. Yo por mi parte siempre dispuesto a escuchar y permanecer impávido, aunque la tuviera consolando en mis brazos por algún desamor o al mantenerme respetuoso mientras compartíamos el mismo hotel en alguna convención. Esto nos llevó poco a poco a desearnos, a seguir el juego de cada quien, ella contándome sus experiencias sexuales con lujo de detalle (a nivel pornográfico) y yo sorprendiéndola con comentarios al respecto o con hazañas históricas o inventadas ya de plano.

En cuanto se sentó ante la mesa del restaurante y dejé de ver sus piernas, se repuso completamente mi apetito (gastronómico), comimos y discutimos los asuntos de la semana. Me dijo al despedirme: “Me gustaría que me invitaras a cenar”…

Esa misma noche, cuando llegué por ella, bajó por mí al estacionamiento público acompañada de otro hombre, me sorprendí muchísimo y me molesté un poco, se suponía que… ¿había sido una invitación directa no?… ustedes oyeron dijo: “Me gustaría que me invitaras a cenar”, si no véanlo, está unas líneas arriba… ¿es o no es una invitación a…? bueno…, entonces recordé con quien estaba tratando. Este asunto podría terminar de lo más simple, si cualquiera de los dos (ella o yo) decía adiós (porque de veras yo no sabía sus planes) o bien podría yo esperar a ver que me traía la noche. Decidí mantenerme firme a la expectativa. Total, vamos a ver que pasa.

– Este es Manuel, Manuel este es Héctor, mi mejor amigo (o sea yo).

Dicho lo cual, mi “amiga” me besó y nos tomó a cada uno del brazo, quedando ella en medio.
 

– ¿A donde me van a llevar, caballeros? – – Mmm… (Alcé los hombros en señal de desconcierto.) – – Les voy a invitar a un lugar muy prendido, tomamos unos “drinks”, bailamos, cotorreamos un rato y después de eso… todo es cuesta abajo… – – Ok, Vamos… – – Pues vamos.

Utilizamos un solo coche, el de Manuel. Ella adelante a su lado y yo acostado atrás, espiando sus piernas, que cruzadas lucían espléndidas.

Llegamos al antro y la entrada estaba a reventar, yo comencé a arrepentirme de no haberme despedido antes y en definitiva estaba por proponer otro sitio o dejarle el camino libre a Manuel, cuando Susy volteó y me guiñó un ojo.

Para mi sorpresa Manuel conocía o todo el mundo allí, recibieron el auto y entramos sin mayor problema, todos nos sonreían como si fuéramos grandes amigos. Susy volteó a verme levantando una ceja, como diciendo “¿ya entendiste?”…Mi amiga sabía que con Manuel no tendríamos problema para entrar. Mientras él saludaba a varios amigos, ella se me acercó y abrazándome de la cintura me dice: ¿Qué te pareció? ¿Hubieras hecho cola por mí? – Mmm… la abracé y la besé en la mejilla (claro, ya lo saben) tan cerca de su boca que sentí la humedad de sus labios.

Ella aceptó mi abrazo y en cuanto se nos reunió Manuel sentí que los tres éramos amigos ya de tiempo. La botella de Whisky para nosotros y todos los cócteles de ella corrieron por cuenta de la casa o de Manuel. Nunca llegó la cuenta. 

Ellos se levantaron a bailar primero y enseguida se integraron a un grupo de conocidos de… ¿Quién creen?, yo estaba apenas acomodándome cuando volví a ver al grupo que me llamaba, me levanté y me uní a ellos, liberando tensiones…Después de un rato y de varios tragos, estábamos sentarnos, Manuel tenía abrazada a Susana, desabrochándole los primeros botones de la camisa, ella acariciaba el varonil vello del pecho de él, metiéndole la mano, mirándome, retadora… ¡ Buenoo…! no creí que llegáramos a tanto tan pronto pero… me acerque para acariciar la piel de su pierna que se ofrecía desnuda. Manuel comenzó a hablarle al oído y ella buscó mi mano para apretarla. De repente se incorporó un poco, y dijo que iba al tocador.

Manuel y yo brindamos y nos preguntamos si nuestra compañera sería capaz de llevar todo a feliz término, o si todo terminaría como una salida más. Al regresar ella, se detuvo ente nuestra mesa e inclinándose nos llamó a los dos con sus dedos índices, ya saben, ese llamado que no puede uno desatender de una mujer.

– Quiero bailar con ambos.

Se colocó en medio de los dos y comenzó a moverse sensualmente pegando sus nalgas a Manuel, que la tomó por la cintura y se acopló al ritmo de su meneo, los observé unos instantes y me acerque con el miembro bien parado bajo el pantalón, Susy me tomó de los hombros y se pegó a mí, soltando una risita y un “Uyy” cuando sintió mi herramienta, seguíamos el ritmo de la música y ella buscó al otro hombre para que se le pegara por detrás, así la tuvimos entre los dos, haciendo un sensual emparedado, moviéndonos al compás de su cadera, siguiendo rítmicamente la música y su baile. Ambos recorrimos su cuerpo con nuestras manos, deleitándonos con sus curvas mientras ella nos dejaba hacer, nos sonreía y se iba excitando notablemente. 

Cuando nos sentamos a descansar un momento, dos chavos se acercaron a la mesa, apenas llegaban a los 18 años, pidieron a nuestra compañera que bailara con ellos. ¡Que huevos!. Ella rehusó amablemente con una sonrisa muy tierna que creo fue lo que más les desanimó. Sonrojados, a pesar de la semiobscuridad, se marcharon. Nosotros seguimos tomando y bromeando acerca de donde seguiríamos.

– Estos chavitos si se pasaron. (dijo Manuel de repente) – – Pero tuvieron valor para acercarse a Susy, les valimos madre tú y yo. – – Yo creo que merecen una oportunidad.¿Quieren verme bailar con ellos? No se veían nada mal.

Los busqué con la mirada y riéndome le dije: “No te han quitado el ojo de encima”. Ella se levantó y se dirigió hacia ellos, los saludo, se presentaron (que tierno) y le ofrecieron una cerveza, que rehusó y rodeó con sus brazos el cuello del chico más alto, comenzando a moverse en forma aún más provocativa que cuando bailamos juntos, dio media vuelta pegó su trasero en la entrepierna del primer chico e hizo señas al su compañero para que se acercara… para nuestra sorpresa y privilegio cuando el segundo muchacho se acercó, Susy levantó su pierna derecha y lo rodeó por la cintura atrayéndolo hacia ella ¡era fantástico! La mini se subía casi hasta la cadera y estaba dando una exhibición de lo que es un muy buen muslo y pantorrilla, perfectamente armonizado con sus zapatillas de pulsera y tacón altísimo. 

Los chicos comenzaron a recorrer lentamente su cuerpo con las manos, ella bailaba cadenciosamente levantando los brazos y los dejaba hacer, hubo un momento en que lentamente levantó los brazos y prácticamente se sentó con las piernas abiertas sobre la bragueta de uno de ellos mientras recostaba su cabeza hacia atrás y con actitud sensual se mostraba al asombrado chaval que tenía enfrente… siempre al compás de la música ella se acarició las piernas, levantando un poco su minifalda y sin dejar de motivar con sus nalgas al joven alto, tomó a su compañero por la cintura y lo atrajo hacia si, sus caras quedaron a centímetros… con los ojos desorbitados Miguel y yo vimos como Susy bajó una de sus manos a la entrepierna de su víctima para oprimir su virilidad al mismo tiempo que lo veía fijamente a los ojos. Un segundo después nuestra niña estaba dando su lengua al chico mientras lo masturbaba por encima del pantalón y se movía sensualmente sobre la verga del otro joven. Bailaron acompasados unos 5 minutos más.

Todo lo bueno se acaba y esto no fue la excepción, Mike y yo casi aplaudimos cuando Susy regresó a la mesa.

– Creo que el pequeño no aguantó el show (nos confesó, un poco apenada) – – Ja, ja, ja – – Bueno, estamos listos para salir de aquí. – – ¿a dónde vamos? – – Conozco un lugar que se llama After … – – No, creo que estaría bien ir a… – – Llévenme a un antro de Strip tease…Manuel y yo nos quedamos un poco sorprendidos por la solicitud, pero en un segundo recobramos el aplomo, y nos dispusimos a salir inmediatamente de la disco.

 

Manuel insistió en que nosotros mismos fuéramos por el auto sin utilizar el valet-parking, Susy se adelantó un poco dándonos una lección de cómo debe caminar una chica, y entonces mi compañero me dijo al oído “conozco muy bien este estacionamiento. Es ideal. Nadie nos va a molestar.” Dicho lo cual alcanzó a Susy, la rodeó por la cintura y sin dejar de caminar comenzó a susurrarle al oído. Yo fui quedándome atrás, dejando que se adelantaran, me recargué en un auto y encendí un cigarrillo, pues no me parecía un sitio muy seguro y prefería estar alerta. Las risas de mi chica se iban haciendo cada vez menos sonoras, hasta que desaparecieron por completo dejando en su lugar un emocionante silencio… después de unos minutos fui acercándome al lugar donde se suponía estaba el auto, cuando comencé a escuchar inequívocos suspiros y gemidos, pero no lograba saber de dónde venían, por fin ví una silueta de mujer detrás de un auto pero estaba sola, o eso pensaba yo… al acercarme descubrí lo evidente: Manuel le había bajado las bragas y le estaba dando una buena mamada de bollo a mi chica, que gemía tratando de que el eco del estacionamiento no la delatara, cosa que por momentos era totalmente imposible, dados los lenguetazos que debía estarle dando su nueva conquista, ya que aún luchando por no hacer ruido se le escapaban sonoros ¡aaahhh! – Siempre he tenido la fantasía de estar con dos hombres a la vez… – – Lo sé, me lo has contado varias veces… y siempre he querido ser uno de esos hombres – … – Hoy lo serás… mmmmhhh… que rica lengua me está dandooo… te quiero a tí también chupándome….

 

Al escuchar esto Manuel se incorporó y entro los dos levantamos a Susy poniéndola sobre el auto, ella separó sus piernas para recibir lo solicitado, los dos hombre comenzamos a aplicarnos a la tarea encomendada: yo recorrí su pierna izquierda con mi boca comenzando desde los tobillos, dirigiéndome a su entrepierna y su otro amante hacía lo mismo desde su tobillo derecho. Yo llegué primero al sexo de Susy, estaba perfectamente mojado, lamí su clítoris varias veces y lo metí en mi boca, succionando suavemente el sabroso botoncito, sentí la proximidad de una cabeza y cedí la mitad de la panocha de mi mejor amiga, que pedía que siguiéramos… Seguimos y ella se colocó de pie, sobre su tacones altos, con sus piernas bien separadas, yo me instalé por el frente, arrodillado y aprisionado entre su cuerpo y la carrocería del auto metía mi lengua en su raja, depilada casi artísticamente, mientras otras manos separaban sus nalgas y otra lengua masculina lamía su ano con placer…

 

En esto estábamos cuando se oyeron ruidos de discusión y gritos de mujer, los hombres nos incorporamos, Susana se compuso la mini y cubrió sus senos dentro con su blusa. Nos agazapamos atrás del coche para ver que sucedía.

Solo se trataba de una pareja discutiendo, aparentemente ella estaba celosa porque él bailaba con otra… la historia de siempre. Pero cuando nos disponíamos a continuar lo nuestro, la historia de siempre comenzó a ponerse interesante – ¡Eres un cabrón! Me provocas! ¡Perro! (dijo ella)

Dicho lo cual se abalanzó sobre él y se entregó en un beso apasionado, la chiquilla era angelical, llevaba un minivestido a la moda, delgada, muy bien formada, a todas luces una chica bien… sin perder tiempo, se arrodilló y sacó del pantalón el miembro del joven, que se veía que había bebido bastante, un chico guapo en verdad, 23 años. – Siiii. (dijo el chico) – – Mmmmhhh (de la garganta de la nena salían toda clase de sonidos excitantes) El muchacho la tomó por la cabeza y comenzó a bombearle la boca con su pene bien parado, ella en respuesta comenzó a gemir y a mover su cabeza recibiendo con placer las arremetidas de la cadera de él.

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