Nadie recuerda aquí que los directivos de Citelúm -por cierto empresa líder en el mundo en materia de alumbrado e iluminación- acudieron a su embajada -la de Francia- para amagar con ir a las Cortes Internacionales demandando incumplimiento de contrato, daños y perjuicios, lo que inquietó al gobierno federal y sólo entonces Doger midió las consecuencias de sus actos y aceptó pagar millonaria indemnización a los franceses.