Francisco Javier Romero Luna, coordinador del área de Comunicación del Colegio de Lingüística y Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP, puntualizó que se ha comprobado que los jóvenes con el hábito de la lectura tienen mejores resultados durante su formación académica, sin embargo, hoy los egresados de nivel medio superior registran serias deficiencias en este ámbito.
Refirió que de acuerdo con resultados de una encuesta que se aplica al momento de que ingresa un estudiante a educación superior, se detectó que apenas el cinco por ciento de los jóvenes que optan por una licenciatura fuera del área de las Humanidades leen por interés personal.
Es claro que se trata de resultados pobres y preocupantes, porque la mayoría de quienes están en nivel licenciatura son lectores por obligación, imposición, necesidad y no por estrategia o interés personal.
“Quienes estudian en carreras en el área de la Humanidades tienden a ser lectores de formación, caso contrario a otras áreas como las Económico Administrativas o las ciencias exactas, donde se lee por obligación o casi no leen”, indicó.
El Especialista de la Máxima Casa de Estudios señaló que esta situación se debe a que los jóvenes no se han formado como lectores, es decir, carecen de una disciplina y estrategia que los motive.
“Sabemos que los jóvenes que ingresan principalmente a Lingüística y Literatura leen a Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, o Elena Garro, entre otros, sin embargo, al terminar el primer cuatrimestre comienzan con lecturas obligatorias a raíz de las exigencias de las mismas materias que cursan durante su formación académica”, señaló.
Estudiantes de nuevo ingreso apenas leen un libro al mes, pero cuando concluyen el primer cuatrimestre logran llegar a dos, pese a ello, la exigencia es de cuatro, esto dependiendo de la materia que esté cursando.
“Se nota una importante diferencia durante este proceso de cambio, desde que ingresan y hasta su formación final, porque estaban acostumbrados a lecturas comunes y cuando se convierten en lectores con formación y disciplina se interesan por seleccionar el material que consultarán”, dijo.
Romero Luna puntualizó que son dos los grandes problemas a los que se enfrentan los estudiantes: en primer término los profesores de nivel secundaria y bachillerato hacen obligatoria la lectura, es decir, se trata de una imposición mas que una motivación y segundo, los textos que se les pide son del gusto del catedrático.
“Los niños en educación básica leen más imagen y pocas letras, en secundaria el proceso es imagen y letras y en el bachillerato se les obliga a leer textos de más de cien páginas y sin imágenes”, añadió.
Dicha situación provoca en los jóvenes un rechazo total hacia los libros porque el proceso no fue el adecuado, ya que no se les preparó para formarse como lectores por interés y no por obligación.
Asimismo, al no tener un hábito disciplinario para leer, tampoco lo tienen para subrayar, identificar información y analizar el contenido de los textos que suelen consultar.
Otro de los factores que influyen es la formación que surge desde el seno familiar, de tal forma que si no existen integrantes con un hábito de la lectura es difícil y más complicado que se fomente una cultura e interés por empaparse del contenido de los textos.
“Es claro que la mayoría de la gente lo que suele leer son las revistas de tipo informativo, principalmente de espectáculos, porque es lo que más consumen”.
Aseveró que desafortunadamente los profesores de nivel secundaria no son lectores y ello se refleja en la deficiencia del nivel que tienen por el poco interés de leer más textos, también carecen de una estrategia específica, por tanto no pueden enseñar lo que no han aprendido y se conforman con instruir con base en un sólo libro y no buscan otras alternativas.
Las recomendaciones para que los niños se interesen en los libros son: acercarles textos más accesibles, con lenguaje que motive y responda a sus intereses, “los cuentos son los más adecuados para llevarlos de la mano, no son complicados porque sólo requiere de la imaginación”.
Francisco Javier Romero Luna, consideró que en Puebla se puede fomentar el interés por la lectura y muestra de ello está en que en 2004 se hizo el intento de impulsar un programa para que los niños se interesaran en los libros.
Asimismo, en el 2006 en todas las secundarias de la capital poblana se llevó a cabo la jornada de lectura diaria, donde los estudiantes ocupaban diez minutos a leer a fin de formar en ellos una disciplina.
“Está funcionando bien el Consejo Puebla de Lectura, el cual cuenta con todos los textos que se requieren para llevarlos al aula; existen buenos proyectos, pero el problema es los profesores lo desconocen y por tanto no lo llevan al aula, pero también se niegan a responsabilizarse de acercar los libros a los estudiantes”, concluyó.
PERFIL DEL INVESTIGADOR
Francisco Javier Romero Luna
• Coordinador del área de Comunicación del Colegio de Lingüística y Literatura de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
• Licenciado en Lingüística y Literatura de la BUAP.
• Maestro de Literatura Mexicana
• Cuenta con Posgrado en Educación Participativa de la Universidad de la Habana, Cuba.
• Coordinador del Taller de Motivación de Lectura del Colegio de Lingüística.
Teléfono: 2 29 55 00 extensión 5400
Correo electrónico: jaro1221@yahoo.com.mx