24-04-2024 05:16:25 PM

¿Atentado o accidente?

Por Jesús Manuel Hernández

 

De la especulación y la percepción social y periodística se ha pasado a la duda que urge ser despejada para no alimentar un factor de ingobernabilidad. Sobre todo, si consideramos que la zona conurbada no fue favorable a MORENA y sí al PAN donde algunos están muy interesados, desde Marko Cortés para abajo, en sostener la hipótesis de que la caída del helicóptero donde viajaban la gobernadora y el ex gobernador Moreno Valle no fue producto de una descompostura.

Las versiones de las empresas responsables del análisis tecnológico del funcionamiento de la aeronave coinciden en que no han encontrado “algo” que demuestre una falla que provocara la caída. Aunque las investigaciones siguen, la especulación crece en el sentido de que el Agusta pudiera haber sido “bajado” intencionalmente.

De ahí que la versión del periodista Rodolfo Ruiz Rodríguez sobre la conversación de Martha Erika Alonso con cuatro cercanos colaboradores sobre el temor a perder la vida, no ha sido desmentida, por el contrario, familiares la han corroborado. Lo que no queda claro es que la mención de la gobernadora tuviera destinatario. Es decir, si dijo lo que dicen que dijo, no acabó la frase mencionando de dónde vinieron la amenazas.

Todos los gobernadores en algún momento han recibido amenazas, falsas o verdaderas. Y el caso de los Moreno Valle no fue ajeno según se desprende de la meticulosa operación de vigilancia que tenía Rafael Moreno Valle al tomar posesión.

Por ejemplo, el edificio de protocolos, ubicado en la esquina de la 2 Norte y Palafox y Mendoza, fue restaurado con urgencia y todos los cristales fueron blindados con el más alto nivel. El gobernador tenía muchas precauciones.

Los guardias que lo cuidaban tenían capacitación en el extranjero y el número superaba las necesidades del protocolo. Incluso algún día se observó una de las camionetas con fusiles de calibre militar dentro de la custodia.

Luego entonces el asunto de las amenazas no era nuevo, o al menos existía la percepción entre la familia de no descuidar nunca ese tema.

Si eso hacía Rafael, es de suponerse que la señora Martha Erika tuviera al menos las mismas recomendaciones y niveles de protección. Aunque durante los meses posteriores a la elección se le veía sola con un chofer salir de su casa a la iglesia los domingos y muy concentrada en las oraciones.

Existen varias dudas sobre la caída del aparato. Según los técnicos el helicóptero había recibido servicio una semana antes. En algún momento corrió la versión, no comprobada, de una pieza que tuvo que ser cambiada, una especia de “pala” inventada por un piloto español, que hace que las aspas del rotor se muevan en forma de “s” a fin de meter y sacar el aire y con ello conseguir elevarlo.

De la capacidad de los pilotos nadie dudó. Pero si de la propiedad del aparato. Los registros estaban a nombre de una empresa de aviones de los hermanos Torre Mendoza, vecinos de Tlaxcala con quienes Rafael Moreno Valle estableció excelentes relaciones, incluso mediante una de sus empresas fueron proveedores del gobierno en contratos por asignación de unas tablets, o sea, hubo tratos comerciales de primer círculo. De esa relación se desprendió en su momento la versión, tampoco comprobada, de que la empresa aeronáutica había sido usada para esconder al verdadero propietario del Agusta, que no era otro que el mismísimo Rafael.

Más dudas dejó el vacío de casi dos horas de permanencia del ex gobernador en casa de José Chedraui y la inclusión de último minuto como pasajera de la gobernadora.

No hay, al menos públicamente, información sobre quiénes fueron llamados a declarar después del accidente. ¿Acaso los Torre Mendoza, Chedraui, los asesores de ambos políticos fallecidos, quiénes más?

Tampoco existen pruebas reveladas, aunque se sabe que por ley sí las hay, de cómo fue el manejo de los cadáveres, quién los reconoció, quién certificó su identidad y quién fue testigo de cómo fueron introducidos en los hornos de la funeraria Valle de los Ángeles.

Personas que tuvieron acceso a la funeraria por estar velando a sus parientes ese mismo día 24 de diciembre de 2018, fueron materialmente retenidos, aparatos especializados bloquearon las señales de celulares y la seguridad de policías y militares fue excepcional.

Semanas después del accidente uno de los hermanos Torre Mendoza citó a algunos periodistas de manera privada para “off the record” mostrar fotografías del helicóptero caído y reafirmar su versión de que no había sido falla técnica, quizá buscó evadir responsabilidad sobre el presunto accidente.

El mismo empresario comentaría los hechos con algunos consejeros de BBVA en España durante la asamblea efectuada en Bilbao.

El periodista Alejandro Mondragón reveló hace unos días que hubo una reunión en el CIS de Angelópolis el 17 de diciembre de 2018 donde Martha Erika habría comentado el tema del temor de perder la vida. Asistieron, según Mondragón, “Fernando Rosales, secretario de Seguridad Pública; Sandra Izcoa, vocera y mejor amiga; y Max Cortázar, vocero de la campaña por la gubernatura en 2018”.

No se sabe si estos personajes fueron llamados a declarar dentro de las investigaciones de la Fiscalía y de ser así cuáles fueron sus versiones.

Tampoco se sabe por qué la Torre de Control del aeropuerto de Huejotzingo recibió la comunicación del Agusta emitiendo una mentira al decir que despegaba del Triángulo de Las Ánimas, cuando no fue así. ¿A qué obedeció la mentira?

La percepción del atentado empezó el día de la ceremonia para rendirles homenaje a los esposos Moreno Valle-Alonso. Luis Banck no lo dijo, pero lo dejó entrever en su intervención al pedir justicia.

La especulación de un atentado no ha desaparecido, el tema es, si hubo un atentado de quién fue. Un atentado político debe ser descartado, y si no lo ha sido es que sirve a los morenovallistas y panistas que mantendrán viva la flama para el 2021.

¿Acaso se trató de un atentado del crimen organizado? Rafael Moreno Valle dejó el estado hecho un cochinero, sobre todo en el tema del huachicol. ¿Cuántos compromisos hizo para arañar la candidatura presidencial, cuántos para sostener el triunfo de su esposa en las elecciones manchadas por un fraude? En caso de ser un atentado, cabe preguntar si el objetivo era él o ella ¿Acaso la gobernadora desconoció los acuerdos de su marido?

Son preguntas, que seguramente también estarán en la mente de quién repentinamente sale de las sombras para soltar versiones que renacen la percepción del atentado, curiosamente cuando en el Congreso del Estado se anuncia la apertura de las cuentas públicas del exgobernador.

O por lo menos, así me lo parece.

 

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