29-03-2024 08:55:58 AM

De cómo Morena valoró Puebla

Por Valentín Varillas

12, fue el número mágico que colocó a Puebla como prioridad en el presupuesto electoral del Movimiento de Regeneración Nacional.

Son los puntos que -de acuerdo a la información interna con la que el partido define estrategias y toma decisiones- lleva de ventaja en la lucha por el gobierno estatal.

A la par, los mismos sondeos muestran que aquí, Andrés Manuel tiene un potencial de votos del 38%, lo que convierte a Puebla en la segunda entidad federativa qué más porcentaje de sufragios puede sumar a su proyecto presidencial, únicamente por debajo de Morelos.

Así como lo lee.

Las cifras, sin duda, coinciden con las que se manejan en el búnker moranovallista, ya que fueron el detonante principal de la madriza mediática en contra de Luis Miguel Barbosa.

Madriza que, por cierto, subirá de intensidad semana con semana hasta que llegue el momento de las definiciones.

Los tiempos empatan con precisión quirúrgica.

Así, la elección poblana pasó de pronto, de ser considerada como “probablemente perdida” al estatus de “altamente ganable”.

En base a esto, se tomó la decisión de encargarle el estado a operadores de alta eficacia y de la confianza absoluta de Andrés Manuel.

Uno de ellos, el más importante, es Jesús Luevano Escalona, quien a finales de 2017 fue considerado como posible candidato a la diputación federal por el distrito 13.

Él será el encargado de aterrizar la estrategia de movilización con la que la izquierda buscará su primer triunfo en Puebla.

Esta estrategia de movilización tiene como personaje principal a Rafael Ochoa Guzmán, ex secretario del SNTE y el hombre de mayor confianza de la maestra Elba Esther Gordillo.

Y es que, el magisterio será fundamental en todo el país para afianzar los probables triunfos de Morena.

No directamente en el proceso de obtención de votos -tal y como ha sucedido en elecciones presidenciales anteriores-, sino en la conformación de un auténtico ejército de docentes, que tendrá como objetivo primordial el cuidar el mayor número de casillas para minimizar así las posibilidades de que se opere un monumental fraude electoral.

Y le repito: Puebla es ya fundamental para el logro de los objetivos planteados.

Sin embargo, algo muy sospechoso sucede en el estado y que apesta a un posible proceso de auto-sabotaje.

Resulta que, los mandamases de Morena, siguiendo supuestamente los lineamientos del Comité Ejecutivo Nacional, no quieren aportar la parte que les corresponde para que esta estrategia llegue a buen puerto.

Ésta es resultado de los valores entendidos, de las tradiciones de la política y tiene que ver con la cantidad de dinero necesaria para que las casillas que se instalen en territorio poblano estén perfectamente vigiladas.

Juran los enterados que lo que se necesita para evitar un fraude en Puebla es mínimo, mucho menor que lo que se gasta a manos llenas en otros rubros menos importantes para definir el derrotero de la elección estatal.

Raro, muy raro.

El fantasma de los amarres en lo oscurito ya empieza a pasearse, otra vez, por los pasillos de la política poblana.

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