Por Alejandro Mondragón
Y luego no quieren que crezca la versión de la vigencia del pacto entre los grupos de Rafael Moreno Valle y de Enrique Peña Nieto.
El presidente de la República es intocable para los candidatos de la alianza Por Puebla al Frente y demás rémoras, aunque en el ámbito nacional es una prioridad exhibirlo en la campaña de Ricardo Anaya.
Así como nadie se toma la molestia de defender a su candidato presidencial, los frentistas poblanos están más ocupados en manchar de marinismo a Morena.
Los abanderados al senado Nadia Navarro y Mario Riestra están más ocupados en separar los espectaculares que en exponer a los ciudadanos qué carajos harán con los gasolinazos, la política fiscal que frena el desarrollo de las empresas, cómo mantener más participaciones federales para Puebla.
No, lo suyo es el ego y sumarse a la guerra sucia contra Morena con etiquetas marinistas. Igual andan las fórmulas a las diputaciones federales. Nadie usa a Peña Nieto como carta ante el enojo social.
Se sabe que la línea es atacar a todo lo que huela Morena, no excederse con López Obrador por si gana, pero nunca tocar a Peña Nieto. Hasta Roxana Luna entró al redil.
Tampoco los abanderados de Morena tocan a Peña Nieto. Alejandro Armenta Mier fue su principal promotor y además validó el gasolinazo en el 2017, en tanto, Nancy de la Sierra es de sobra conocida su devoción por Peña Bombón.
Así los candidato a diputados de Morena. Todos creen que la elección tiene que ver con Mario Marín y Moreno Valle, pero en realidad le hacen el favor a Peña Nieto.
Está claro que en una competencia de tales características la figura central serían los desaciertos de Peña Nieto, sexenio bañado en la corrupción.
Pero no. El pacto de no tocar a Peña y que los priistas hagan lo propio con Moreno Valle es una realidad hoy.
Sáquenme del error.
