Por Alejandro Mondragón
Dos días antes del destape de Ricardo Anaya como aspirante único de la alianza PAN, PRD y Movimiento Ciudadano: por México al Frente a la Presidencia, el queretano le prometió a Moreno Valle un reconocimiento y compromiso de construir juntos en la unidad del partido.
Una hora antes de aparecer ante los medios de comunicación y simpatizantes, Anaya le envió un mensaje de texto al poblano en el que se disculpaba por no mencionarlo. “No voy a hacer lo acordado, luego te explico mis razones”, le escribió.
El ex gobernador de Puebla ya se imaginarán cómo se puso y semanas después se la devolvió: nunca mencionó por su nombre a Anaya durante su mensaje de declinación a sus aspiraciones en redes sociales.
De eso nivel está el ánimo y la desconfianza entre ambos personajes, lo que ha motivado la aparición de otra y otro interlocutores para evitar el choque de trenes.
Durante el lanzamiento de la precandidatura de Anaya acudieron 11 de los 12 gobernadores ligados al PAN. El único que faltó fue Antonio Gali, lo que se interpretó como un desdén a favor de Moreno Valle.
En realidad, Gali se disculpó con Anaya porque a la misma hora recibiría en La Célula al secretario de Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos para revisar avances del proyecto militar.
Y es precisamente el gobernador Gali, quien ha tenido que asumir un papel de interlocutor ante la beligerancia entre Anaya y Moreno Valle.
Pero también ooootra panista asumió el riesgo de negociar la unidad del blanquiazul ni más ni menos que con El Yunque en Puebla.
Ese personaje es Martha Érika Alonso, a quien se la ha visto en reuniones con el representante nacional de La Organización, Marco Antonio Adame.
El tema central es que sin unidad para ganar, con un PAN dividido, se corre el riesgo latente de perder la elección ante Morena.
Martha Érika necesita a los panistas tradicionales, pero estos tampoco ganan solos, requieren de la estructura morenovallista, sin embargo tampoco podrían sin el flujo del galicismo, de ahí que cada quien coloque sus piezas en el tablero de ajedrez con responsabilidades específicas.
Todavía hace unos días, Moreno Valle mandó un claro mensaje de que él podría imponer en elecciones internas a todos los candidatos, pues Anaya le reviró con imponer, por la vía del CEN del PAN, a los abanderados a legisladores federales y el Senado.
Así, Moreno Valle y Anaya con sus mutuas desconfianzas, han abierto espacios para “El Caso Puebla” con otros interlocutores: Antonio Gali y Martha Érika Alonso ante Santiago Creel, Diego Fernández de Cevallos y Marco Antonio Adame para cuidarse las espaldas, porque hoy ya no se trata de deslealtades con José Antonio Meade, sino de sobrevivir y no terminar perseguidos por Luis Miguel Barbosa y Andrés Manuel López Obrador, junto a los morenos.