Por Alejandro Mondragón
El tiempo pasa y el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle sigue sin encontrarle la cuadratura al Frente Ciudadano por México.
Siempre creyó ser el mago de las alianzas, el único en el país para formalizar acuerdos provechosos en lo electoral, pero desacuerdos inconfesables en el ejercicio del poder.
Moreno Valle es hora el que cree que tiene acorralado a Ricardo Anaya, el líder nacional del PAN, cuando en realidad está desesperado, porque lo ha echado al costal de la chiquillada.
En el Comité Ejecutivo Nacional quedó aislado, su presencia es testimonial, nadie lo toma en serio y cuando se pone al brinco le arrojan al aparato azul hasta reducirlo a su mínima expresión.
Moreno Valle tiene cada vez menos fuerza de interlocución. En cada foro y entrevista la queja es la misma: nadie me respeta ni pela, quieren imponer candidato y no me presto a ninguna farsa, pero ahí sigue… en el juego.
Jamás se imaginó y menos quiso escuchar cuando se le advirtió que Ricardo Anaya lo iba a traicionar y ahora combatir. El Frente Ciudadano es una hechura para un perfil como el dirigente nacional panista.
Es su alianza, no la de Moreno Valle, El Frente es la ruptura con Peña Nieto y lo que representa. Moreno Valle va en ese costal.
Jamás le darán la candidatura a quien estaría dispuesto a declinar por el candidato peñista si éste se encuentra mejor posicionado para competir contra Andrés Manuel López Obrador.
Anaya va contra Peña, pero Moreno Valle va con Peña.
Es ahí la diferencia.
Por eso, los poblanos que también conocemos a Moreno Valle estamos por presenciar un soberano frentazo para el ex gobernador de Puebla.
Y las secuelas políticas que traerá para la aldea.
