28-03-2024 11:54:56 AM

Muchos tipos de muros

Por Rocío García Olmedo

El pasado 5 de febrero del 2017 con motivo del evento oficial del centenario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), se difundió en todos los medios de comunicación la fotografía oficial de este evento centenario.

Si la comparamos con las imágenes que conocemos del 5 de febrero de 1917, tomada cien años antes, no hay diferencias. Sólo hombres en la una y en la otra, dando cuenta de este hecho. Pareciera que entonces y ahora las mujeres son inexistentes.

Por supuesto no se trata de discutir si las mujeres, sólo por ser mujeres, sean incorporadas a un presídium. Hay que señalar sí, lo que simbólicamente representan estas imágenes. No se reconoce la aportación de las mujeres y hay que hacer visible la enorme brecha que aún tenemos que saldar en el presente.

Cien años después, una mujer recluida al fondo, en la última fila, -en pocas imágenes se alcanzaba a ver- daba cuenta de la presencia de la mujer, una, la gobernadora de Sonora.

En 1917, no hubo sitio para las mujeres. Solo hombres fueron los diputados constituyentes que se reunieron desde diciembre de 1916 hasta finales de 1917.

Sin embargo en aquel momento, la voz de una mujer se escuchó mediante una demanda formal remitida al Congreso Constituyente, para solicitar que se incluyera el derecho al voto de las mujeres.

Hermila Galindo es el nombre de la mujer que dio voz a esta petición de muchas mujeres. Acuerdo alcanzado en el primer Congreso Feminista de Yucatán (1916), en el que además, peleaban por el reconocimiento al derecho a la educación y a la salud sexual y reproductiva de las mujeres.

Ella sostuvo el argumento de que en “las luchas cívicas” las mujeres arriesgaban más que los mismos hombres en “los campos de batalla”.

Los constituyentes tenían la creencia de que las mujeres eran manipuladas por el clero, por lo que no se les podía conceder este derecho. Hermila Galindo arremetía este argumento señalando, que el medio para evitarlo era que las mujeres obtuvieran, el derecho a la educación y el ejercicio de su derecho político.

No fue escuchada. No se otorgó este derecho en la Constitución de 1917. Aun así, Hermila Galindo se registró para contender en las elecciones federales después de la promulgación de la Constitución de 1917, basada en la ambigüedad en la que había quedado el artículo 34 que concedía el derecho a votar a “mexicanos”.

Hay que visibilizar este acto, porque las mujeres estaban presentes en 1917. Ella, presentó una argumentación sólida a favor del sufragio femenino que sentó las bases del movimiento sufragista que logra un 12 de febrero de 1947 el reconocimiento al voto municipal de las mujeres y el 17 de octubre de 1953 el derecho al voto universal de las mexicanas.

Los ordenamientos jurídicos evolucionan, a veces como respuesta a demandas sociales y otras veces como propuesta a los cambios sociales. Las mujeres tenemos a salvo nuestros derechos políticos, y nuestro derecho a la educación en la CPEUM, algunos radicales detienen todavía, nuestros derecho sexual y reproductivo pleno. Y hoy la misma Constitución obliga a postulaciones de mujeres en condiciones de igualdad con los hombres.

De ahí la muy cuestionada fotografía de 100 años después.

Porque en el recuento de la lucha y la conquista de nuestros derechos humanos durante estos primeros cien años, las mujeres hemos estado presentes.

Bien señala el Ministro José Ramón Cossio “Las constituciones no son objetos de culto, tienen que resolver problemas de la vida”

Hoy, México rechaza la construcción de un muro, que separa, discrimina y violenta derechos, pero hay muchos tipos de muros.

Cien años después, todas y todos tenemos que derribar esos otros muros, los simbólicos, que lo mismo separan, discriminan y violentan derechos y segregan a las mujeres a la última fila en una fotografía sin duda simbólica.

Lástima que el derribo de estos muros, no pueda lograrse con “decretos ejecutivos”.

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