Por: Valentín Varillas
El diseño y operación de la campaña de la priista Blanca Alcalá ha sido ya tomado en su totalidad por el presidente del CEN tricolor, Manlio Fabio Beltrones, y de su gente.
Después de semanas de negociaciones, lograron por fin que quedaran fuera de la contienda poblana los intereses políticos y electorales del Secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio Chong.
Lo anterior se amarró hace poco más de 10 días y explica el giro radical que ha tomado el discurso y la publicidad de la candidata a la gubernatura a partir del sábado 23 de abril.
La famosa campaña de contraste y ataque frontal, diseñada por los estrategas de Beltrones, será el camino a seguir en lo que resta de la jornada electoral.
Paradójicamente, fue el actuar de quienes llevan las riendas de la campaña del panista Tony Gali, lo que generó el cambio de directriz en el búnker priista.
En reuniones celebradas en la ciudad de México, previo al inicio oficial de la lucha por Casa Puebla, representantes de ambos candidatos habían propuesto no desatar la guerra sucia como eje principal de la contienda y privilegiar un enfrentamiento en donde el respeto entre contrincantes fuera la constante.
Mantener a la familia al margen de la campaña y dejar a un lado los ataques personales, fueron dos de los puntos centrales de la negociación.
Éstos eran aspectos que en particular interesaban a Gali Fayad y que fueron defendidos por su hijo Tony Gali López, quien llevaba la interlocución de su padre en esas reuniones.
Es más, antes de que se diera su nombramiento oficial como candidato, éstos fueron temas recurrentes de las pláticas entre Gali y el gobernador Moreno Valle.
Al parecer, el propio mandatario y miembros de su círculo de mayor influencia, habrían estado de acuerdo en que mantener la campaña en un buen nivel era lo más conveniente para todos.
Sin embargo, otros personajes con peso en la toma de decisiones y la operación de la estrategia panista, pensaban diferente.
Unilateralmente y sin el conocimiento del candidato, lanzaron una inmisericorde ofensiva de ataques y descalificaciones mediáticas y en redes sociales en contra de Blanca Alcalá y su familia, antes inclusive del inicio oficial de la campaña.
Cada uno de ellos fue cuidadosamente documentado por la gente de Manlio y sirvió para darle forma a un expediente que fue puesto a disposición de Los Pinos para su análisis.
Fue así como se tomó la decisión de que fuera ahora el tlatoani priista la única voz cantante en la campaña poblana y que los operadores de Osorio Chong se hicieran a un lado de la contienda.
Las primeras acciones ordenadas por Beltrones fueron en el sentido de devolver y de manera contundente, cada uno de los ataques y golpes bajos mandados contra su candidata.
Así tuvieron su génesis las dos partes de los reportajes de La Jornada y Reforma, ambos publicados por órdenes de muy arriba en primerísima plana.
Si medios poblanos iban a ser utilizados para denostar a Alcalá, el contraataque se daría en los medios nacionales de mayor circulación.
Los tonos de la rueda de prensa que encabezó Blanca ayer, el reto lanzado a Gali y su frontal discurso, son apenas modestas probaditas de lo que juran que viene.
La campaña está ya en el terreno que el candidato del PAN quería evitar a cualquier costo y en donde resulta tremendamente vulnerable.
No habrá vuelta atrás.
Lo absurdo del caso es que él mismo hizo todo lo posible por evitarlo y fue arrojado ahí por quienes en su campaña llevan una agenda particular, completamente ajena a sus intereses personales y políticos.
Total, pase lo que pase, ellos estarán al margen de las consecuencias de haber detonado una guerra de mierda que a nadie beneficia.
Son aves de paso, carecen de cualquier arraigo y por el sentido de las decisiones que han tomado, parece que se quieren ir de aquí lo antes posible.
Mucho daño le hacen a quien en teoría deberían de ayudar.