Por: Valentín Varillas
¿Realmente sería una tragedia la derrota de Blanca Alcalá en junio próximo?
¿Para quiénes?
¿Son más los que pierden realmente o los que ganan perdiendo?
El tema no es menor.
Ha quedado claro que intereses mucho más allá del ámbito local, normarán el resultado del proceso poblano.
Hay mucho en juego en el corto y mediano plazo.
Riva Palacio y Alemán, periodistas con acceso a información privilegiada, han dado elementos para abonar a la teoría de la derrota pactada.
Que si el proyecto presidencial de Osorio Chong.
Que si su pugna con Manlio Fabio por la posición.
Que si Moreno Valle desmadrará al PAN en el 2018 para abonar a los intereses presidenciales e integrará un frente anti-peje.
Todos los escenarios ponen a Alcalá -el supuesto cuadro más competitivo del tricolor- en el papel de víctima.
Sería el cordero que se le sacrificará al todopoderoso en aras de obtener favores celestiales.
Sí, muchos ganan con una nueva catástrofe electoral del PRI poblano.
No únicamente en el ámbito nacional.
Liderazgos del partido en el estado no verían con malos ojos la derrota.
Esa que, de concretarse, significaría el contundente fin de una carrera política y la eliminación de una constante rival en los procesos importantes de selección de candidatos al interior del partido.
Por eso, algunos se frotan ya las manos, disfrutando de las posiciones y prebendas que de antemano negociaron a cambio de sumarse jubilosos a la aventura blanquista.
Total, gane o pierda la candidata, ellos ya amarraron.
Y es que, otra vez, a los negociadores les ganó el ansia y repartieron hueso por el simple hecho de no inscribirse en el proceso interno, sin condicionarlo a la victoria de su candidata.
Cobraron por adelantado y dice la máxima que músico pagado toca mal son.
De esta manera, están pero no están.
Si Alcalá pierde, vendrá la inminente renovación del tricolor y, por lógica, la sustitución de personajes por aquellos que estén más y mejor relacionados con el presidente Peña y su grupo.
Ellos también ganan.
Si la federación negoció Puebla, el partido en el gobierno repondrá la derrota en el estado con otras victorias en entidades federativas que hoy parecen de mayor prioridad en el presupuesto electoral de Los Pinos.
No pierde el presidente.
Tampoco Manlio, quien como líder partidista podría todavía entregar buenas cuentas ganando la mayoría de las entidades federativas que renuevan su gubernatura.
Al final, siempre podrá argumentar que perdió Puebla porque otros intereses ajenos a los del partido se impusieron.
Sí, el escenario hoy parece oscuro para Blanca.
Pareciera que la engañaron, o bien que se sumó gustosa a una puesta en escena cuyos beneficios personales jamás conoceremos con certeza.
Hay que recordar que, desde la lógica de Casa Puebla, Alcalá era la candidata que preferían enfrentar.
Que en varias coyunturas específicas, mostró probada cercanía con el actual grupo en el poder.
Y que tal vez, sólo tal vez, era cumplía con el perfil perfecto para la negociación.
¿Será?
De entrada, pocos, muy pocos llorarían su derrota.