29-03-2024 12:59:50 AM

Encubren desfalco en CCU BUAP

Por Alejandro Mondragón

Respaldado por una propaganda que sólo le dice lo que el rector de la BUAP quiere escuchar para su reelección, Alfonso Esparza tapa corruptelas sin proceder administrativa ni legalmente.

Frente a los malos manejos, desfalco, transas, doble facturación de eventos en el Complejo Cultural Universitario, el rector aceptó la renuncia de Jonathan Palacios, a quien los medios del Tripack ubicaron en el corral del agüerismo.

Resulta que Palacios, quien -según la versión oficial- se separaba del cargo por nuevos proyectos profesionales, fue corrido como un delincuente.

El 16 de diciembre del 2015, personal de la Contraloría confiscó su computadora personal que se encontraba en su oficina, pero ante su negativa le mandaron a elementos de seguridad para resguardar el equipo y sacarlo a empellones.

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En uno de sus cajones fue hallada una fuerte cantidad de efectivo, sin que se sepa ni su origen, pero ahora tampoco su destino.

Gracias al contenido de computadora personal del hoy exdirector del Complejo Cultural Universitario, se pudieron encontrar evidencias de fraudes millonarios, pero en lugar de proceder legalmente le aceptaron su renuncia.

El puesto quedó acéfalo, pero Esparza determinó enviar como nueva responsable a su Lupita Aguilar, su secretaria particular desde que andaba en la Facultad de Contaduría.

El secretario general, René Valdiviezo, mueve sus fichas para ganar la posición en la Secretaría Particular, nada más que a él le faltan las sobrinas que a Alfonso Esparza le sobran.

Quien de plano se anda pitorreando por los pasillos del Hospital Universitario porque no pudieron comprobarle ningún fraude a él, es a Alejandro Carrillo, pareja sentimental de Palacios.

Y es que el mismo día en que la Contraloría irrumpió en las oficinas de Jonathan, también lo hicieron en la de Carrillo.

Las corruptelas en la BUAP siguen multiplicándose. El miércoles se reportó el robo de un coche Tsuru. Los afectados pidieron a la Dirección de Apoyo y Seguridad Universitaria los videos de la vigilancia para interponer su denuncia. Resulta que ese día y a esa hora, las cámaras no funcionaron. No pudieron grabar nada.

Oooootra estafa. Presumieron el gasto de millones de pesos por unas cámaras de alta tecnología que en realidad no existen. Dicha área está a cargo de otra sobrina del Tío Poncho.

Quien quería pisar oootra vez el suelo universitario fue Damián Hernández. Planteó ejercer su derecho como maestro de tiempo completo, pero Esparza dio la orden personal de que bajo ninguna circunstancia se aceptará su regreso a la BUAP.

Qué fueron de aquellos días en los que Damián operaba como publirrelacionista del desconocido Esparza, hoy convertido en toda una botana en el Sport City. Ya le platicaré por qué.

 

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