20-04-2024 09:38:54 AM

Manlio-RMV; los desencuentros (2)

Por: Valentín Varillas

Iniciaba el sexenio de Melquiades Morales en Puebla y en la Secretaría de Finanzas despachaba el hoy gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

Una mañana, el mandatario estatal mandó a llamar a su pupilo para darle una encomienda especial.

Días antes, Melquiades se había topado con Manlio Fabio Beltrones, quien menos de dos años atrás había dejado la gubernatura de Sonora y que se dedicaba en ese tiempo a promover a su despacho de certificación Aregional, entre sus múltiples conocidos.

tempestad11-rmv“Don Beltrone” le había pedido a Morales Flores tomar en cuenta a su empresa para asignarle los contratos que el gobierno estatal otorgaba a las calificadoras para avalar el manejo de los recursos del erario y certificar así la sanidad de las finanzas poblanas.

Conocedor de que en política, aquella máxima de que “favor con favor se paga” se aplica al pie de la letra, el mandatario aceptó gustoso.

Esa fue la razón por la que necesitaba una reunión urgente con su Secretario de Finanzas.

Enterarlo de la promesa hecha a Manlio Fabio y darle instrucciones precisas para que, de inmediato, Aregional empezara a recibir contratos del gobierno de Puebla.

Sin embargo, Moreno Valle tenía otra agenda completamente distinta.

Anterior a la orden dada, él había ya llegado a un acuerdo de palabra para que fuera Fitch Ratings la que se encargara de la certificación de las finanzas estatales y no pensaba modificarlo ni siquiera un ápice.

tempestad11-manlioHaciendo caso omiso a la “recomendación” de su jefe, siguió con el plan original hasta que la fatalidad hizo de las suyas.

Meses después, Manlio Fabio y Melquiades volvieron a encontrarse.

Intentando quedar bien, Morales Flores le preguntó cómo iba con el tema de sus contratos, si éstos cumplían con sus expectativas y si estaba cobrando en tiempo y forma.

“Nada, gobernador” -contestó Beltrones.

“Jamás me dieron algo” -remató.

La respuesta sorprendió mucho al poblano.

No daba crédito al hecho de que una orden suya: clara, precisa, contundente, no hubiera sido llevada a cabo se manera inmediata.

Apenado con su colega priista, prometió tomar cartas en el asunto.

A su regreso a Puebla volvió a convocar a su secretario para pedirle una explicación.

Al ser cuestionado, Moreno Valle argumentó en su defensa que no consideraba que el despacho de Manlio Fabio cumpliera con las condiciones de capacidad, profesionalismo y prestigio necesarias para darle credibilidad al manejo del dinero público poblano.

Que se trataba de un tema prioritario en el ejercicio de gobierno y que no podían dejarlo en manos de cualquiera, por más pactos y promesas que se hubieran sellado en torno al mismo.

La respuesta enojó de tal manera a Melquiades quien, además de reiterar el compromiso con Beltrones, ordenó a su colaborador llamar personalmente a Manlio Fabio y retomar el tema de inmediato.

Así lo hizo.

Sin embargo, el resultado de la comunicación no fue el que se esperaba.

Un Manlio Fabio molesto, frío, cortante, le dijo vía telefónica a Moreno Valle que le agradecía la comunicación, pero que a su empresa ya no le interesaba más tener como cliente al gobierno de Puebla.

Que el crecimiento en la demanda de los servicios que ofrecía Aregional se había desarrollado de tal manera que de plano era imposible brindar el servicio.

Y así quedó el desencuentro, para el anecdotario.

Esta historia, más la publicada ayer en este espacio nos dan una idea de lo que pudiera pasar si estos personajes coinciden en la coyuntura de la presidencial del 2018.

Uno como candidato y el otro como encargado de idear y operar la estrategia electoral del partido en el poder.

Podría ponerse bueno, muy bueno.

abajovale

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