28-03-2024 09:30:23 AM

¿Y a qué hora se va Facundo?

Por: Valentín Varillas

La detención por parte del Ejército Mexicano de Marco Antonio Estrada López, quien hasta ayer fuera director general de la Policía Estatal en Puebla, debe de ser el tiro de gracia a la permanencia de Facundo Rosas Rosas en el gabinete de Rafael Moreno Valle.

Poner a disposición de la PGR a este elemento y a su cómplice, Tomás Méndez Lozano, encargado del Grupo de Operaciones Especiales, por estar involucrados en el delito de robo de combustible, simple y sencillamente no basta.

Dejarlo ahí, sería suponer que no existía ni conocimiento ni complicidad del secretario en estos hechos, lo que en términos reales es el equivalente a creer la versión oficial sobre la fuga de El Chapo.

Simple y sencillamente, inverosímil.

Y es que, hasta el más inocente de los ciudadanos sabe cómo operan nuestras corporaciones de seguridad, la estructura piramidal que regula sus operaciones y la poca libertad que tienen mandos altos y medios de participar en hechos delictivos sin el consentimiento de sus superiores.

Arely G—mez en PueblaCoyunturas como ésta no permiten una salida digna al involucrado:

Si sabía Facundo de las actividades delictivas de Estrada López y las toleró y fomentó, habrá que colgarle la etiqueta de corrupto.

En el remotísimo caso de que no supiera, demuestra que es un funcionario sin la autoridad ni la capacidad de mando necesarias para detectar que un par de sus colaboradores de primer nivel están coludidos con la delincuencia.

Cualquiera de los dos escenarios es gravísimo y ameritaría el cese inmediato, fulminante.

Sin embargo, en esta Puebla surrealista, lo que es, casi nunca se empata con lo que debería ser.

Si hace un año, después de los penosos hechos en Chalchihuapan, a Facundo Rosas no se le tocó ni con el pétalo de una rosa, las posibilidades reales de que salga del gabinete se reducen de manera dramática.

Ahí quedó claro que tenemos cuerpos de seguridad muy mal capacitados, incapaces de seguir los protocolos básicos que regulan el uso no letal de la fuerza.

Se demostró también que nuestros uniformados carecen de la menor preparación en el manejo de crisis y en la cultura de respeto a los derechos humanos.

Y lo peor, Chalchihuapan desnudó con toda crudeza, como ahora, la inutilidad de las pruebas de confianza y del proceso de limpieza al interior de los cuerpos de seguridad.

¿No intentaron vestir de héroe a Mario Tomás González Ricaño?

Se trata del policía que participó en el operativo de desalojo de la vía Atlixcáyotl y que en el 2011 había sido detenido por este mismo gobierno que lo pontificó, al ser parte de una peligrosa red de tráfico de personas y prostitución de menores.

¿En manos de quién estamos?

Hechos contundentes demuestran que Facundo Rosas no está a la altura de la enorme responsabilidad que tiene al ser el encargado de operar la estrategia de seguridad del gobierno de Puebla.

Si a pesar de todo lo mantienen contra miento y marea, los cuestionamientos serán inevitables:

¿Quién o quiénes lo protegen?… dentro y fuera del gobierno.

¿Qué sabe Facundo, que lo vuelve tan “peligroso”?

¿Qué destino tienen los recursos ilícitos que se obtienen de la asociación entre autoridades y grupos delictivos?

¿Qué tan alto llegan?

¿A quién o quiénes involucra?

Si no se toma una decisión drástica, el discurso oficial sobre la limpieza y honestidad de este gobierno será una burla más a quienes en menos de un año estaremos eligiendo al nuevo gobernador de este estado.

La apuesta es arriesgadísima y el lastre, muy pesado.

abajovale

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