23-04-2024 07:40:21 AM

Karina VII

Aquella confesión me dejo atónito, me daba cuenta ahora de lo inútil de mis preocupaciones anteriores y la abracé, la lujuria contenida desde tanto tiempo volvió a apoderarse de mi. La besé, fue un beso largo, profundo, atrapé su lengua y la chupé suavemente, la envolví con la mía, las dos se enredaron como dos serpientes apareándose. Sus labios me devolvían cada caricia mía con pasión, sentía su saliva caliente corriendo por mis labios sedientos.

No me cansaba de saborearla, nuestros cuerpos se buscaron y nuestras manos recorrían el cuerpo del otro en busca de sensaciones escondidas pero nos era imposible separar nuestras bocas. Chupaba sus labios con fruición. Sentía su respiración profunda y sentía que la deseaba como nunca.

En un giro de cuerpo inesperado, ella quedó encima de mí, se sentó sobre mi pene y abrió completamente su deshabillé dejando ver su hermoso cuerpo, levantó sus brazos para arreglarse el pelo y mis manos automáticamente se aferraron a sus pechos duros. Con una mano, acomodó mi pene de forma tal que friccionara su clítoris y comenzó a mover sus caderas lentamente hacia delante y hacia atrás. Sus movimientos lentos y rítmicos ejercían presión sobre mi pene y me hacia sentir un placer indescriptible.

Poco a poco, sus movimientos comenzaron a ser algo mas rápidos, hasta que con un movimiento de su pelvis se introdujo completamente mi pene en su vagina sin disminuir el ritmo de sus caderas, sus manos se apoyaban en mi pecho, mientras que sus ojos me miraban con lujuria, sus caderas comenzaron a elevarse un poco y golpeaban contra mi pelvis, fijó su mirada en mi rostro, como estudiando cada una de mis reacciones mientras que sus caderas parecían tener vida propia, sentía un arco iris indescriptible de emociones y sensaciones que estaban llevando mi cuerpo al máximo de placer.

La acumulación de placeres me hacía querer explotar dentro de ella, de llenarla de mis fluidos calientes, pero ella, adivinaba mi pensamiento y cambiaba de ritmo para alargar al máximo nuestro disfrute. Paraba, me miraba, me besaba, volvía a moverse sensualmente sobre mí y repetía este ciclo de placer una y otra vez.

No soportaba más, estaba loco por poseerla, por penétrarla de forma tal que sintiera mi pene en lo mas profundo de sus vagina, no podía seguir así, incorporé mi torso hacia ella y la abracé fuertemente, sentía sus senos duros sobre mi pecho, la separe un poco y los bese, mordía suavemente sus pezones erguidos, mientras que ella seguía moviendo sus caderas contra mí.

Mi pene la penetraba incesantemente, arrancándole gemidos de placer cada vez más fuertes. Su boca buscó la mía, nos besábamos furiosamente, besaba su cuello, su cara, su labios, sus orejas, todo! No se apartaba de mí, nunca pude imaginar tanta sensualidad y pasión en ella y maldije inconscientemente el tiempo perdido.

De pronto, paró sus movimientos y se levantó de forma precipitada, pensé que algo malo había sucedido, pero ella sólo me dio la espalda y dijo:

–¡No aguanto mas papi! ¡Métemela por atrás, quiero sentirte dentro de mí! – me dio su espalda y se inclinó hacia delante, apoyando sus codos sobre la cama, la vista de su estrecha cintura, sus amplias caderas y su hermoso trasero quedó frente a mí.

La imagen de tan hermoso cuerpo era algo digno de disfrutar, por lo que acaricié sus nalgas, mientras le mordisqueaba suavemente los hombros, le besaba el cuello y acariciaba con una mano sus senos, mientras que con la otra, acariciaba su sexo a manos llenas.

Me incliné sobre ella y besé sus nalgas, humedecí su vulva con mi lengua, bajé y chupé su clítoris con pasión, regresé y mojé su ano con mi saliva caliente, mis manos le pidieron que abriera un poco más sus piernas. Ella, inclinó más su cuerpo, dispuesta a recibir mis embestidas lujuriosas. Puse mi pene en la entrada de su vagina y lo moví suavemente de arriba hacia abajo varias veces buscando acariciar su clítoris. Su excitación era tanta, que ella misma, impaciente, tomó mi pene y se lo presentó en su vagina mientras movía hacia atrás sus caderas para metérsela completamente hasta el fondo!

Al sentir mi falo duro dentro de ella sus movimientos se hicieron frenéticos y sus quejidos de placer elevaban mi lujuria al máximo. Preocupado por la posibilidad de que mi mujer se despertara, le puse un dedo en su boca, el que empezó a chupar como si fuera mi pene.

Ahora sí la estaba disfrutando a plenitud. Karina estaba plenamente consciente de que estaba haciendo el amor conmigo y esa idea me tenía extasiado, era tal mi grado de excitación que no tardé en explotar dentro de ella. Sentí como mi leche salía a borbotones y se derramaba por sus muslos.

Me abrazaba a ella fuertemente y seguía metiéndosela frenéticamente descargando dentro de ella todos mis deseos contenidos durante tanto tiempo. Al sentir la fuerza de mis manos en sus caderas y la fuerza frenética con que golpeaba sus nalgas, ella también explotó en un orgasmo largo e intenso.

Su cuerpo se tensó como un resorte. Arqueó su cabeza contra su espalda y un grito ahogado, largo y contenido salio de su garganta. Su cuerpo se contraía en un espasmo supremo de placer. Seguíamos moviéndonos, dando rienda suelta al manantial de sensaciones que recorría nuestros cuerpos.

Pasaron largos segundos que me parecieron siglos, en realidad parecía que el tiempo se había detenido. Entre una contracción y otra yo seguí intentando clavarle mis deseos hasta que la fuerza de la pasión que nos hacia vivir esos momentos se fue gradualmente drenando y dejándonos exhaustos. Nuestros movimientos se hicieron más lentos hasta que finalmente cesaron por completo. Nos quedamos así, jadeantes y con los ojos cerrados Yo seguía dentro de ella, una de mis manos aún se aferraba a su pelvis y la otra a sus senos duros y erguidos La abrazaba fuertemente, como si me hubiera fundido a su cuerpo, como si con el calor de nuestra pasión nuestra pieles se hubiera fundido y nos fuera imposible separarnos.

 

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