29-03-2024 03:11:42 AM

Mouriño y el martirologio político

 

La lamentable muerte de Juan Camilo Mouriño confirma que en política, como en otros aspectos de nuestra vida como país, para trascender hay que morir.

Ahora bien, si se muere joven y de manera trágica, pues qué mejor: el martirologio estará completo y la vigencia del personaje en el imaginario colectivo nacional será mayor y mucho más contundente.

Y es que, la tradición mexicana, amante de la tragedia y siempre necesitada de héroes de microondas, reacciona de una manera por demás predecible ante hechos tan terribles como el de aquel ya famoso “martes negro”.

En México, la muerte te da el prestigio, el reconocimiento y las cualidades que en vida tal vez nadie notó, o que tal vez te negaron o regatearon sistemáticamente.

La ausencia súbita, la desaparición fulminante, se convierten en ingredientes fundamentales de la receta de la santidad, esa que después de análisis frío, pausado, resulta no sólo ambigua, sino tremendamente subjetiva.

Al morir, Juan Camilo se convirtió en el modelo a seguir: pilar de nuestras instituciones, ejemplo de honestidad y compromiso en el servicio público y en lo personal: hombre recto, padre y esposo ejemplar.

Las historias que se cuentan hoy en las mesas de café o en las reuniones familiares y que tienen como personaje central al ex secretario de gobernación son de una ingenuidad y un candor que conmueve, pero que a la vez preocupa.

Son cientos ya los “especialistas” del tema que, a base de suposiciones y con la mayor ligereza, afirman que son ciertas aseveraciones sobre su vida personal, pública y las condiciones que rodearon su muerte, a las que todavía no llegan investigadores profesionales con acceso total a información privilegiada.

Sí, así se hacen los mitos y nuestro pueblo es especialista en el tema.

Y es que nos gusta el morbo, la especulación amarillista y las historias que a su alrededor se generan.

Necesitamos con urgencia ídolos de papel que nos hagan olvidar, aunque sea por un momento, que este país se deshace en pedacitos, que la crisis social y económica en la que estamos sumergidos necesariamente nos vuelve pesimistas en torno a nuestro futuro inmediato y el de las generaciones posteriores y además, no hay que olvidarlo, la creación y el culto a un nuevo mártir se convierten en el distractor oficial perfecto en momentos difíciles.

Así pues, al igual que con Colosio, Mouriño pasará a la historia no por lo que fue, sino por lo que pudo haber sido y la muerte se lo impidió, lo que sin duda significa una gran diferencia al momento de las siempre incómodas pero cada vez más necesarias evaluaciones.

Al priista, con el tiempo, el mito le quedó grande.

Hay que ver si dentro de 14 años, se sigue hablando de Mouriño y su tragedia en los mismos términos en los que hoy se habla.

 

¿Y POR QUÉ GÓMEZ MONT?
La designación de Fernando Gómez Mont como Secretario de Gobernación le permite al presidente Calderón obtener lo mejor de dos mundos, en teoría completamente diferentes, pero que en la realidad resultan muy parecidos entre sí.

Me refiero por supuesto a priistas y panistas.

Con Gómez Mont, el presidente le da una posición importante al panismo ortodoxo, siempre crítico del actual gobierno y siempre demandante de una mayor interlocución con una administración con la que de plano no se identifica.

De paso, integra de un plumazo a su lista de incondicionales al inquieto Diego Fernández de Cevallos, socio y cómplice de Gómez Mont, quien estará más que gustoso de sumar a lo que queda de su grupo a los apoyos presidenciales.

Pero además, el nuevo encargado de la política interna del país le garantiza tender un puente de seda con salinistas y zedillistas, hoy incrustados en posiciones estratégicas de la vida política nacional.

Fue su abogado, los conoce muy bien y maneja a la perfección información delicada, comprometedora sobre su vida personal y política.

¿Conflicto de intereses?

No, realpolitik.

Por cierto ¿qué priista tendrá los tamaños como para decirle que no al nuevo secretario?

 

latempestad@statuspuebla.com.mx

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