28-03-2024 11:01:49 PM

Los huecos que deja el diablo

CRITICO26nov07

CRITICO26nov07

ALEXANDER KLUGE
LOS HUECOS QUE DEJA EL DIABLO
ANAGRAMA

Del alemán Alexander Kluge (1932) sabemos poco en nuestro idioma, pero ya podemos ir sabiendo merced a la publicación que hace Anagrama de 'El hueco que deja el diablo' (traducción de Daniel Najmías). Creo que cualquiera que se pregunte por las nuevas formas de narrar o por cómo contar este mundo nuestro no debe dejar pasar este libro.
Kluge, influido por la Escuela de Frankfurt y por su dialéctica de la ilustración' , admirado de Sebald y también cineasta, descubre un nuevo foco de interés narrativo: el mundo fantástico de los hechos objetivos.
Habla del 11-S, de los movimientos estratégicos de los servicios de información soviéticos en torno a la flota petrolera de Onassis, del sellado de Chernóbil, de desgracias heredadas por generaciones de aristócratas, de María Callas, del famoso accidente automovilístico de Hitler… En fin, de todo aquello en lo que percibe una fisura que abre abismos de comprensión, o sea, del hueco que deja el diablo.
Todos estos temas asumen las maneras de la ficción, del relato breve hermético, pero también son documentos cargados de información, pero de la información que nunca aparecería en un periódico, salvo en palimpsesto (Niklas Luhmann: 'Ahora, por regla general, la comunicación existe para transmitir una información que podría ser diferente').
No se trata aquí de cantar la casualidad o el azar, de descubrir las maravillas superiores de lo cotidiano, de fantasear sobre las posibilidades de lo real o de jugar a la experiencia mágica. Por el contrario, estamos ante una especie de positivismo radical, en el que los hechos desnudos que no articula la información general muestran un poder asombroso, un sentido desconocido y en ocasiones la total falta de sentido.
Los hechos son fascinantes, parece decir Kluge, pero no los miramos: cuando miramos los hechos siempre estamos mirando hacia otra parte. Lo que no quita para que la boca se nos llene continuamente de hechos. ¿Hay una ideología de los hechos como hay una ideología de las matemáticas?
Hagamos el ejercicio, propongo, del asesino de la escuela finlandesa de Tuusula. Tenía 18 años. Era hijo de profesores de música. Su libro de cabecera era 'Mein Kampf'. Le gustaba el rock extremo y el exhibicionismo mediático.
Finlandia es el tercer país con más armas per cápita del mundo . Son cinco millones de habitantes. También tiene uno de los índices lectores más altos del mundo. La violencia doméstica contra las mujeres se lleva a treinta víctimas todos los años. Las calles son seguras y las virtudes cívicas, irreprochables.
Hace poco un policía dijo por televisión: "El problema en Finlandia no son las calles, el problema es volver a casa".
¿Es todo esto un mismo relato? ¿No lo es?

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